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sé decir que no es esta la primera vez que me sirve de consultor. Le encuentro todas las ventajas que á la música: despierta como esta las ideas, y corrobora los sentimientos de que se halla poseido el espíritu.

Pero ¿adonde iré à parar con tanta charla que maldito el interés que ofrece? Nada de descubrir la idea que me produjo el cigarro: ya vamos allá, no hay que cansarse. Digo, pues, que el cigarro ha hecho que me ocurra lo que deba escribir.

Lo pasé de la mano derecha à la izquierda, aunque de cuando en cuando me hacia llorar el humo que se introducia en mis ojos; tomé una pluma, ya se deja entender que mojada en la tinta, la que por cierto no era muy buena, llevé la mano al papel, y dijela: corre por don de gustes, salga lo que.... ¡chiton! ¿qué vas á hacer majadero? ¿así se escribe al público? decia para mi coleto, que luego reflexionando, veia cuán triste es la condicion de un periodista. En el momento en que ménos se lo piensa tiene V. que se le encaja el Editor.-Señor mio, el material del número tantos debia estar ya en la imprenta, si no, el periódico no sale el dia que se ha prometido: ¡desgraciado de mi! héteme aquí en aprietos, sin saber como salir del paso.—¿Qué escribiré?........ Bien, le digo entretanto al impresor, ya estoy en lo que V. dice, dentro de un momento está allá el originalesto es, para el impresor, para mí no hay nada, voy ahora á pensar.

Vaya, pues, formaré un articulo de historia, ¡miserable! ¿qué vas á hacer? ¿qué datos tengo para escribir sobre este ramo....? he de referir hechos, y no creo deba fiarme en mi memoria, porque eso y escribir mentiras es todo uno; diria que D. Pedro el cruel libertó á la España del yugo sarraceno.... que Francisco I derrotó en Pavía á Cárlos I ó V si se quiere, que todo es lo mismo. No; es necesario irse con tiento, porque de otro modo tendremos que sostener una polémica, en la que no saldria yo bien jugado. Así no hay mas que recoger datos, ¿pero de dónde? nuevo aprieto. Libros yo no tengo, tal estoy de alcanzado: mis amigos... oh! eso si ya es otra cosa; pero debo volvérselos al momento, no podré ver sino la carátula, la pasta... Vamos á una biblioteca: despues que los dias festivos no se abren las únicas dos públicas que tenemos en México, el dia de trabajo, y eso en una apenas por la mañana, es decir, cuando estoy precisamente ocupado, como creo que sucede á los demas, pido una obra....-si está prohibida-¡buena es esa...! y en la calle se encuentra en las manos de los niños.... pido otra,

las de Quevedo.... lo mas interesante tachado, en fin, no con todo se verifica lo mismo. Esto es en Catedral, que sivoy á la Universidad, mayores son mis trabajos, se entiende ademas de estos.-Señor Doctor, me dirijo al Blibliotecario, me hace V. favor del.... Mariana, por ejemplo. -Vea V. al Vedel-¿Qué queria V.? me dice prontamente este.-El Mariana.-Voy á buscarle en el índice: despues de tenerme esperando un cuarto de hora bien pasado, se dirige à un estante, toma unas llaves, sube una escalerilla de madera, abre otro estante, saca de él un libro, me lo trac.—Aquí lo tiene V, medice.-Registro.... Comentarios de S. Gerónimo.—¡Diablo! no era eso lo que pedia:-Pues entonces está errado el índice; vuelve á buscar y me trae à Campomanes, tratado de la Regalia.—No és esto hombre, ¡por Dios!--Pues vea V. el índice, me replica, vuelve tercera ocasion y otra infinidad volviera, y nada lograra: me presenta al Conde de la Cañada, Recursos de fuerza: -No hallo otro, ¿será este?—Sí, sí, el mismo, dejémoslo por la paz me digo, y como tengo un tantico de prudente no quiero ya mas molestar, y pase por fatiga, me quedo con lo que me dan.

Pero ya supongo que he adquirido datos para escribir sobre historia, ¿qué contentará á los suscritores? ¡Ah! si los hechos cansan, ¿qué nos importa saber lo que pasó en tiempo de los aztecas? si fueron malos, con su pan se lo coman; ¿hemos por esto de corregir nuestras costumbres? ¿qué mas lecciones necesitamos que las prácticas que tenemos diariamente á la vista?

No, no señor, escribamos una novelita, eso es un remedio eficaz para salir del apuro: otro tropiezo.--Si se acaba de publicar una novela, por Dios, podrán decirme mis compañeros, ¿qué va V. á hacer? nos pierde, no hay que pensar en eso, se borran los suscritores y adios periódico.--No señor, por qué se han de borrar si las novelas cuadran; sobre que es mas bonita la ilusion que la realidad, si V. escribe los hechos de la niña, de la señora, de la reina fulana, ha de ponerla tal como era, que no siempre será hermosa, y en la novela nunca será fea la heróina: el héroe en la historia, es un hombre que existió, y en la novela, ¡qué galan! ¡qué comedido! ¡qué afable! estoy decidido, novela; pero no ha de ser de México, porque entonces no es poética. ¡Santo Dios! pues si yo ignoro las costumbres de otros paises, ¿cómo voy á escribir de ellas? no hay duda no escribiré novela por mas que deje de tener muchos lectores.

Véamos, pues, otra cosa: poesia, una composicion en verso... prius es esse.... y lo demas

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que por sabido se calla: y que por otra parte no deja de presentar muy grandes obstáculos; por ejemplo,. la mitad de los que conocen las letras y las distinguen por sus formas unas de otras, al verlas, no se crea que al pronunciarlas, no saben leer las composiciones métricas, unos dan sentido al verso y no á sus pensamientos: no lo entienden, ¡qué maldito verso! exclaman, ¡qué maldito lector! deberian decir. Otros dan sentido á los pensamientos, hablo en la lectura, y por consiguiente no se hacen cargo de la belleza de la poesía, ¡endemoniado verso! dicen; con razon, si no saben VV. leer. Con que no pensemos en esto: volvamos á otra parte nuestas reflexiones, que el tiempo corre y el artista vuelve á exigir el material.-Voy para allá, estoy nada mas haciendo unas ligeras correcciones....-Mentira, si aun no he dado una plumada; ¡qué plumada! si ni acabo de resolver qué escriba.

Ya me ocurrió un artículo sobre ciencias naturales.... la araña...... las abejas.... en fin, esta clase de insectillos de que puede hablarse mucho, que son muy curiosos: todo está bueno; pero tengo que meterme en la cabeza á dos ó tres naturalistas, y no es asunto del momento, y lo que es mas, ¿quién no ha leido al Conde Buffon, al padre Almeida y á casi todos los periódicos literarios, científicos?.... no señor, cosa nueva he de poner.... ¡qué inconsideracion! si el sábio ha dicho que nada hay nuevo debajo del sol.... sin embargo, ya está visto, no escribo de esto.

Véamos otra cosa, todavía no están agotados los recursos: ¿quién no dice algo sobre ciencias morales, y ahora, muy á propósito, cuando precisamente hay que diga V. por ejemplo, sobre él que.... no, no, no hay sobres, pues, entendamos, es necesario advertir que esto de moral está.... ¡bien sabe Dios como! y meterse uno á predicador, sí, ya observo á uno que apénas ve arriba la materia del artículo y bosteza, y otro algo mas curioso lee.... no, amigo, le dice el primero, para oir sermones no faltan iglesias, deje por su vida esa enfadosa lectura si quiere que estemos un ratojuntos.--Sí, en efecto, contesta el lector, que fatiga demasiado el artículo, doblemos la hoja.... parece que estos demonios de redactores ya no tienen con qué llenar. --Y en cuanto á mí digo que es así la verdad, para que se vea si soy franco; pero no se diga otro tanto de los demas.

¿Qué haré pues? vaya costumbres.... ¡no en mis dias! ¡qué atrevimiento! ¿un escritor novel, enteramente novel, escribir en la cuerda de Fígaro y del curioso parlante? ¿qué seria de mi?

¿qué habia de decir de nuestras costumbres? no sé: y tan mentecato, y tan descarado lo confieso. Ello es verdad yo no tengo la culpa, he de escribir y ha de ser alguna cosa: sin embargo, diria de nuestras costumbres que en México como en todas partes hay malos; pero en México, lo que no sucede en otro lugar, se logra reunir en un parage á todos los hombres buenos que es una gran ventaja, conocer á la gente que puede uno tratar: y al efecto, cualquiera puede ir á la diputacion. ¡Ave María Purísima! ¿qué hago....? meterme al foro.... cuidado, que esto puede resultarme.... no, no, otra cosa porque costumbres.... si me ha retratado V, me dicen, cuando salga bien, si no me dan una paliza, sin saber cómo ni por donde me vino. No, ni está bien un artículo mio entre los de Mi sobrino, dejemos, pues, de pensar en costumbres.

Pues bien, otros escriben para todos, yo solo escribiré para las señoritas, y de paso sea dicho, VV. dispensen, hermosas, si no las llamo el bello sexo, el sexo encantador, y otras frasesitas que yo me sé y VV. no ignoran; pero me han de dispensar porque soy un.... un atrevido, pues no sé cómo llamarme. Ya me entretuve por fin con VV.; pero, qué les digo yo, miserable, que si me conocieran, si supieran quien soy, si me vieran en un estrado se reirian de mí, me mofarian, no se incomoden porque digo que son algo coquetillas; pero qué culpa tengo yo, ni VV. tampoco, de que no se les haya procurado hasta ahora una buena educacion? ninguna, y así no haya miedo de que yo quiera ofenderlas, no: decia, pues, que si me encontraran en un estrado verian lo que hay que ver. Desde luego la que mucho me favoreciera, me llamaria insociable, descortés y qué sé yo cuantas mas cosas; pero si VV. meditaran un solo instante me juzgarian de otro modo. En efecto, yo no creo que pueda corregir lo que es genial en mi, á VV. les causaria hastío mi trato; pero qué quieren, si parece me he educado en Inglaterra, y no por cierto, que ni he tratado con inglés alguno: vean VV., con los franceses sí he tenido mas roce, y aun de su idioma algo se me entiende en cuanto à eso de traducirlo, y con todo no he aprendido el arte de galantear.

No por eso me disgusta mi génio, no; algunas veces suelo tener por su causa mis arrebatos de cólera, porque eso de estar uno sentado en un rincon sin poder departir con las bellas, levantar una á bailar y no poderle decir nada sin que conteste con monosílabos.... pero cuando entro en calma, pienso de otro modo, á lo menos sé que VV. se burlan de mí, y acaso me creen un estúpido, quizas no se engañarán;

mas mi conciencia está tranquila, ninguna se queja de que yo haya jurádola amor y despues... en fin VV. si se engañan conmigo, se engañan solas, yo si las aconsejaria que no se crean de los que prometen mucho porque al fin nada cumplen, y que se guarden mucho, y aquí entro yo, de los que parece que no saben hacer cosa algur a, y aunque como me dijo cierta vez una niña, Consejos y bigotes.... ya VV. saben toda la frase; sin embargo, yo aconsejo porque veo que los bigotes los usan muchos y juzgo otro tanto de los consejos.

¡Ah! y que bien se curó Querubin al volar, porque han de saber VV. que voló al lugar de los Angeles, ni podia volar á otra parte, pues ya ven que similes cum similibus....maldita pedantería, que he de hablar con señoras en idioma que no entienden, dispensen; pero ya saben que no soy el único que me valgo de ese medio para hacerlas creer que sé.... y dale con charlar, si quien con lobos anda á ahullar.... y vuelta con refranes, y mi conversacion entretanto pendiente. Decia que fué á ver á los Angeles Querubin, aunque no sé si él es de los que (¡cuánto monosílabo!) bajaron y juzgo mas seguro que pertenece a los que en opinion de un santo Doctor, no de la Universidad, quedaron en los aires, si no, claro es que estaria en la eternidad y no andaria por estos mundos de Dios. Decia tambien que con razon se curó Querubin de encargar su artículo de modas à Soplillo. Porque deben VV. advertir que Querubin es amigo de cumplir su palabra, y ya habiendo prometido que cada mes les daria su artículo, era llegado el tiempo de que cumpliera, y como no podia.... y yo que he dado en la manía de los puntos sin prever que puedo suscitar una contienda; pero me importa un bledo, haga yo mi gana y aunque se salga por la ventana; mas VV. verán que Juan Soplillo le desempeña à las mil maravillas. Tuvo cuidado, pues, de no hacerme á mí el encargo porque no sé entonces qué habria hecho: ¿yo modas? ¡infeliz de mi! si VV. me vieran que ni al cabo me hallo de las de mi sexo.

Ya, si nunca mudo porque no me agrada estrenar.... no, no las engaño, no es por eso sino porque no puedo otra cosa: una pobre levita por lo regular es mi trage comun y de tono, porque hace à todo, con un cuello de tan considerable elevacion, (ya, es para que no me ofenda el aire el cerebro) que toca con la falda del sombrero; pues, y que no uso este á la ¡qué ha sucedido! como un amigo que tengo poeta que no está muy lejos de aquí y á quien habrá saludado á mi nombre Querubin como lo hago

ahora aprovechando la ocasion aunque no es frecuente en mí, que dejo escapar muchas... aquí de D. Quijote que verian como no solo su escudero ensartaba desatinos y necedades.... y parece que me he formado en la escuela de D. José Joaquin de Mora; pero volvamos á mi asunto que me he distraido mucho: decia que uso el sombrero al modo comun y regular segun es costumbre entre gente de buena conciencia. Con solo esta recomendacion que hago de mi levita, ni tengo necesidad de decirles de otro frac que tengo tambien, porque es preciso variar, que me ví una ocasion bastante apurado para defenderme del sacristan de un convento de monjas, el cual se empeñaba en sostenerme que era un gallardete que en esos dias habian robado à la Iglesia y de cuyo aprieto salí ¡sabe Dios cómo! ¿Con que figúrense VV. si seria posible que escribiera yo sobre modas? De ninguna manera, porque si bien es cierto que Madama Gourgues me instruiria; pero haria yo una batahola que no se me podria entender y comenzando por los géneros, como maldita la cosa que yo entiendo de ellos, me decia Madama, tal pieza es de tafetán y ponia yo de pana, esto de musolina y yo decia de indiana etc. etc.

No hemos hecho la cuenta con la huéspeda: con los maridos, con los padres. Yo no solicito, es verdad, la amistad de los maridos; pero tampoco quiero esponer mis costillas, ni quiero, ademas, perder con los padres. Y no, ni perturbar la paz de los matrimonios: ¡Dios me libre que yo hiciera tal fechuría! Dios sabe lo que pasa allá entre ellos, por causa de las modas y ¡malditos redactores del Liceo! ¡Maldecido Querubin! así hubieran todos VV. volado para el infierno y no nos atormentaran á nosotros, pobres pecadores!.... ¡Con qué no basta à esos malditos periodistas enflautarme el prospecto á tiempo que no estaba yo en casa, para que pudiera caer en las manos de mi muger, de mi hija que luego me importuna porque me suscriba, y por la malhadada litografia haya de gastar un peso, diez reales cada mes, sino que me pondrán un artículo de modas! ¡Peregrina invencion! que cada mes ha de variar de trage la señorita, la niña: ¡bella ocurrencia! vamos, que sin duda, ninguno de los redactores es casado ó padre de familias. Ta.... ta.... poco a poco, señor mio, no hay que enfadarse, á no, no, sino consigo mismo. Si la niña de V., si su muger, con perdon sea dicho de la señora, no fueran al teatro, ¿desearian vestir siempre à la moda? no. Si no fueran á los bailes,

desearian competir unas con otras, y mudar diariamente trage? no. ¿Y si V., señor cabeza

de familia, supiera dar educacion à su hija, la consentiria de una manera tal, que refluye en perjuicio de la misma sociedad, en la que ya de antemano tiene arruinada la familia á que se ha de unir algun dia? ¿y si V., señor casado, no fuera débil, no podria hacer que su consorte entrara en cuentas consigo misma y moderara sus gastos? Ea, pues, no culpemos á los pobres Liceadores, permitáseme esta espresion, porque ellos hacen lo que todos, escribir, ¿y que han de escribir? lo que sea bastante á complacer à todos con utilidad.

A unos les agrada un artículo biográfico, ó en general histórico, á otros uno novelesco, á estos una poesía, muchos solo se suscribirán por las estampas, otros por parecer amantes de las bellas letras, aquellos por complacer à un amigo; y así, en fin, todos por diversas causas, y el pobre escritor que satisfaga tan encontra

dos gustos, y luego si á la hora precisa no tiene nada escrito, si està solo.... estos son sudores: en mala hora picó bien á mala espina y bien pica otra espina, ¡y luego dicen que dos alesnas no se pican. ¿Si? pues pregunténmelo á mi, que temo ya por momentos que venga el artista, y cuando estoy acabando este artículo que emprendi al fin escribir, me van saliendo con que su introduccion es muy semejante á la de otro que escribió en el Mosaico el señor Pacheco; pero no me arredro, protesto que de ese periódico poco conozco, y aun eso poco, algun tiempo hace que lo ví, y no recuerdo por cierto haber visto nunca el dicho artículo; pero pues si creen que es plágio, que lo crean, lo siento, y no puedo decir mas; ¿pues qué debo hacer ahora? ya no hay remedio, es tarde, y así, paciencia y barajar.

PARLANCHIN.

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Ux violento amor á la literatura, y en particular á la poesía, á esa fuente encantada de placeres, arde en los corazones de los jóvenes mexicanos, y los hermosos cantos con que á cada momento halagan nuestro oido, manifiestan claramente el entusiasmo que con mas ó ménos génio brilla en todos. Cada dia se vé aparecer un nuevo poeta que viene con sus hermanos á pulsar la lira y á cumplir la mision que le fué confiada.-Cantar la religion, el amor, la poesia. Por todas partes se escuchan ya los suaves y melancólicos ayes del uno, ya los cantos guerreros del otro, ya la tímida y religiosa plegaria que por entre el humo del incienso eleva á Dios el hombre miserable; ya en fin, multitud de acentos armoniosos como los trinos del cenzontle, fiel espresion de los sentimientos del alma agitada, que conmueven el corazon de los que escuchan y arrancan algunas veces dulce llanto, que es la mejor recompensa del poeta. Con placer vivísimo vemos á nuestra juventud corriendo siempre en pos de los laureles literarios por el dificil camino que pisaron primero hombres esclarecidos, honor de su patria, y que dejaron de su génio brillantes é inmortales muestras. Pero lo que hoy nos impulsa á escribir este artículo es, la aparicion de un

nuevo poeta à quien sinceramente amamos por su génio, y que será uno de los mas bellos ornamentos de la literatura mexicana-El jóven D. Manuel María de Zamacona.

A la generosidad de un amigo debemos algunas poesías de este apreciable jóven, miembro de la Sociedad literaria de Puebla, de que ofrecemos hoy una muestra á nuestros lectores y que continuaremos publicando. Rica imaginacion, lenguaje puro, versificacion sonora y armoniosa tiene el Sr. de Zamacona. Se percibe en algunas de sus composiciones cierto sabor á los antiguos poetas españoles, y una especialmente de las que poseemos, nos ha hecho recordar con viveza los divinos versos de Fr. Luis de Leon.

Hemos notado sin embargo, aunque pocas veces, algunos versos duros, flojos otros, que es una lastima se encuentren en composiciones tan bellas por otra parte. En la que hoy insertamos por ejemplo, nos disgusta este verso de la segunda estrofa

,,y de su sonreir blando" que se hace duro por la colocacion de los acentos; pero ¿qué son estos pequeños lunares que se hallan compensados con mil bellezas? ¿No bastan para aplicar con justicia el título de poe

ta al Sr. Zamacona, estos cuatro preciosos versos de la misma composicion?

El que rompió las fuentes del desierto

Y puso allí la protectora palma,
Al arrancar el lloro de mi alma
Tus manos á enjugarlo destinó.

Mas pudiéramos citar digno de elogio; pero nos abstenemos de hacerlo para que nuestros lectores juzguen si la alabanza ha sido apasionada, ó si la justicia ha guiado nuestra pluma. Felicitamos cordialmente á Puebla y á la sociedad de que es miembro el Sr. Zamacona, por tener en su seno á tan recomendable jóven, lo felicitamos á él mismo porque sabe sacar de su laud tan acordados sones. Siga pulsándolo como hasta aquí, y nosotros, al saludarle con amistad sincera, le ofrecemos las columnas del Liceo y le pronosticamos una gloria, que entendemos comienza á conquistar.—RR.

Ä MI AMADA.

Deja piadosa que vea
Ese tu rostro divino,
Mi querida,

Porque alumbra y hermosea
El espinoso camino
De mi vida.

¡Cuanta es de tus lábios bellos Y de su sonreir blando La dulzura,

Para quien contempla en ellos
Una copa rebosando
De ventura!

Envidia de las mugeres, Acerca tu frente bella A mi frente.

Tú, mi vida, mi ángel eres, Tú eres la fúlgida estrella De mi mente.

Ya escuchaste de mi boca Que te adora este cuitado Infelice:

Hermosa mi pecho toca,
Tambien latiendo agitado
Te lo dice.

Pero dudas de mi fuego Y sonries vacilante;

Ah Señora!

Depon la duda te ruego,
Y adora á tu pobre amante
Cual te adora.

Amame, sí, que el fuego de mi pecho
Prenda en el tuyo indiferente y frio;
Quien te arrojó muger al lado mio
Para que me adoraras te arrojó.
El que rompió las fuentes del desierto
Y puso allí la protectora palma,
Al arrancar el lloro de mi alma
Tus manos á enjugarlo destinó.

¿Sabes lo que es amar? ¿Sabes cual pasan
Del placer los dulcisimos instantes?
Existir sin amar es morir ántes
De dormir en el fúnebre ataud.
Amándome verás que tu hermosura
Con el amor recibe nuevas galas,
Verás que del placer bajo las alas
Es la vida perpetua juventud.

La existencia fugaz, este camino
Que de la cuna hacemos á la huesa,
Para el que solitario lo atraviesa,
Es un desierto y hórrido arenal;
Pero si en él hermosa me acompañas
Tendrá el desierto deliciosa sombra,
Y brisa perfumada, y una alfombra
De flores y verdura virginal.

Yo que al pisar la senda de la vida
Pisé tambien sus ásperos abrojos,
Entre penas y llanto de mis ojos
Lo mejor de mis horas consumí;
Mas cobra aliento el náufrago si mira
Estrella precursora de bonanza,
Y así tambien mi débil esperanza
Nuevo aliento cobró cuando te vi.

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