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giendo, que se cubrieran las bajas no con los colombianos enrolados en las filas de Santa Cruz, sino con reclutas del Perú: luego pretendió ponerse á las órdenes de un general peruano, sabiendo, que el gefe de la division del centro era el hábil y moderado Arenales, nacido en España y perteneciente al ejercito de Buenos Aires.

Las duras exigencias de Paz del Castillo y la amenazadora política de Bolivar hicieron conocer la necesidad de crear un ejército nacional. La junta gubernativa activó la formacion de la milicia cívica; en

congreso se trató de levantar una fuerza peruana de linea capaz por si sola de imponer á la España; el diputado Tudela exclamó con mas patriotismo, que prudencia "hasta cuando existirá el Perú bajo la tutela de esas tropas auxiliares? Hasta cuando carezerá de una fuerza propia para alejar al enemigo y sostener su decoro y dignidad? La ruina ó prosperidad de un Estado pende tan solo de la buena ó mala administracion en este ramo del primer interés. ¿Por que no se han de formar cuerpos peruanos con jefes peruanos? Sin esta medida nuestra suerte es y será precaria. Estaremos expuestos á seguir la suerte desgraciada de todo pueblo, qne, desoyendo la imperiosa voz de la naturaleza y de la sociedad, y despreciando las terribles lecciones de los siglos, que nos han precedido, no corre con intrepidez hácia las armas para sostener su independencia y libertad."

"Ninguna de las naciones libres puede tener zelos de que se militarize el Perú; pues no tratamos de invadir su territorio, sino de alejar del nuestro al ene migo comun. Cada estado ha hecho y debe hacer lo mismo, só pena de sucumbir en la actual guerra. Hemos jurado sostener la independencia del Perú y va mos á llenar este sagrado deber. Multitud de oficiales desatendidos esperan con ahinco esta soberana resolu

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cion para sacrificarse por su patria. Toda la juventud peruana se llenará de entusiasmo, no solo marcial sino heroico. Temblaran los tiranos, y el Perú será libre é independiente."

Abundando la mayoria de los representantes en las mismas ideas, se decretó el 5 de noviembre, que las vacantes del ejercito y marina se llenarian con oficia les peruanos, y que cuando esto no pudiera ser, se diera cuenta al congreso. Los oficiales de las tropas au xiliares se alarmaron creyendo, que era ese un freno para su colocacion y ascensos. La Junta Gubernativa se presentó en la sesion secreta celebrada en la noche del 6 para hacer su renuncia en atencion á las críticas circunstancias del estado y por algunos pocos resentimientos, que de su parte tenia hácia el congreso. Para sosegarlo todo fué necesario modificar la ley, resol viendo, que las vacantes del ejercito y marina se llenarian con oficiales peruanos sin perjuicio de los ascensos de escala y premio á los que servian ó despues fueran admitidos en las banderas del Estado.

El dia 4 se habia acordado, que todas las vacantes civiles y eclasiásticas se proveyeran en peruanos con. toda preferencia; pero el congreso pensaba conciliar el fomento del espiritu publico con la satisfaccion. de los aliados y auxiliares. Acordó por lo tanto acciones de gracias á Lord Cochrane, á Colombia, al ejercito libertador y al de Santa Cruz, á la república y al supremo Director de Chile; concedió honores de ciu-, dad á Lambayeque, Huamachuco y Huaráz; y fueron objeto de su reconocimiento los intrepidos guerrilleros y hasta los salvages de la montaña, que habian ofreci-. do á algunas autoridades de Jauja favorecer la causa de la patria. Una amplia amnistia debia reconciliar con ella á los espiritus extraviados por irreflexcion ó poco hostiles; los desterrados por el protectorado pódian regresar inmediatamente al seno de sus familias,

si eran peruanos, y á la conclusion de la campaña libertadora, si habian nacido en España. El peruano Cos, Obispo de Huamanga, expatriado como realista, podia volver á su diocesis, trayendo el sosiego y el pasto espiritual á sus afligidos feligreses. Solo se hizo una escepcion odiosa en la ley que abria á los desterrados las puertas del Perú, y fué contra el temible y detestado Monteagudo. Recelando, que pudiera venir apoyado en el permiso general, se dió contra él un decreto de proscripcion, declarandole fuera de la proteccion de la ley en el momento de pisar el territorio de la república, y responsables con sus personas y bienes á las autoridades, que le permitieran entrar y permanecer libremente en sus distritos.

El estado de guerra hizo, que se estableciera un tribunal de seguridad para juzgar los delitos contra el órden político; y la plaga de malhechores, que infestaban las cercanias y calles de la capital, fué causa de que tambien se creara un juzgado escepcional con el nombre de Comision de la acordada para proceder contra ellos sumaria y ejemplarmente. Las partidas de campo llevaban consigo un sacerdote, á fin de que los salteadores aprendidos fueran ejecutados en el acto, previos los auxilios de la religion. Tambien se decretó: que despues de las ocho de la noche nadie pudiera salir á caballo. Los robos y homicidios eran diarios; y aunque se fuera en carabana de veinte personas al Callao, se corria riesgo de ser asaltado; entre los bandidos se vieron algunos frailes con pistola en mano.

Al mismo tiempo, que se dictaban medidas tan severas para reprimir el crimen, se protegian del modo posible los establecimientos de educacion, que debian prevenirlo. La escuela central dirigida por Thompson fué objeto de especial solicitud; el Convictorio de San Carlos, llamado entonces de San Martin y que era el foco de la cultura superior, recibió una asignacion

mensual en el tesoro, y para premiar á los alumnos mas aprovechados se acordó la concesion de grados academicos; la que tambien se hizo extensiva al colegio de la independencia, antes colegio de San Fernando. No se olvidaba el alivio de la miseria, fuente de muchos extravios; los establecimientos de beneficencia eran favorecidos, y aun se tuvo cuidado de nombrar un mayordomo para el hospital de la caridad.

La disposicion inveterada á recurrir siempre á la autoridad superior, y la absorcion, que habia hecho el congreso de las funciones ejecutivas, le obligaron con frecuencia á ocuparse de asuntos, cuya pequeña importancia les hacia poco dignos de llamar detenidamente su alta atencion: entendió en querellas de frailes contra sus prelados; examinó la validez de las elecciones de Provinciales hechas en Santo Domingo y San Agustin; fijó los gastos de escritorio alauditor de guerra; dispensó á un bachiller de jurispru dencia algunos meses de práctica; discutió con detencion y calor, si los diputados podian ser jueces arbitros, y gastó muchas sesiones en resolver, si los esclavos ocupados en obras públicas serian ó no restituidos á sus amos. Es verdad, que el congreso se daba tiempo para todo, procediendo en las comisiones y en las discusiones de la cámara con extraordinaria actividad. Cuando Luna Pizarro estuvo de Presidente, se le veia pasear por el claustro para estimular el trabajo de los representantes, que ocupaban los salones; por lo que, exasperado Arce, dijo con desenfado: ¿piensa que somos colegiales de San Fernando?

La asiduidad de los representantes les permitió llevar de frente junto con multitud de pequeños asuntos otros de suma trascendencia: procuraban el fomento de la instruccion, beneficencia y agricultura, en favor de la que se acordó un premio al mejor cultivador del lino; atendian á las apremiantes exigen

cias de la hacienda y de la guerra formaban su re glamento interior, despues de haber modificado el de la junta general, y no descuidaban las cuestiones relativas á la organizacion del gobierno, á las que su caracter de constituyentes les aconsejaba prestar la mayor atencion. Para allanar cualquier obstaculo exterior, hubieron de retirarse á los plenipotenciarios enviados á Europa las facultades, que los autorizaban á pedir un principe europeo. Pero en este importante negocio no se procedió con la general rapidez, ya por que la retirada del Protector inspiraba poco recelo de que fueran acogidas en las cortes extrangeras las gestiones monárquicas, ya por que se necesitó algun tiempo para descifrar las instrucciones secretas, dadas por el consejo de Estado.

Como gran parte del territorio estaba todavia dominada por las fuerzas del Virey y no eta justo, ni conveniente considerar á los diputados suplentes bastantes autorizados para aprobar la constitucion definitiva del Perú; se dejó por entonces la formacion del código político á un congreso general, en que estuvieran plenamente representadas todas las provincias. Entre tanto se discutieron y aprobaron las siguientes bases constitucionales, que solo suscitaron acalorados debates en el artículo de religion, habiendo contado la tolerancia de cultos, defensores entre los eclesiásticos mas distinguidos del congreso.

-La soberania reside en la nacion libre, é independiente, la que no puede ser patrimonio de ninguna persona, ni familia.

-Las provincias del Perú forman una república, regida por el sistema popular representativo. -Hay tres poderes legislativo, ejecutivo y judicial, y un senado conservador.

-El poder legislativo se ejerce por una sola cámara, y los diputados elegidos por los pueblos se

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