Imágenes de páginas
PDF
EPUB

mas habiéndose consumido los cinco mil tiros que se habian suministrado al doctor Ante, se vió este en la necesidad de volver á sus cuarteles de Guaranda.

Sámano se movió de Cuenca, camino de Riobamba, con un cuerpo de ejército bien alistado i bastante disciplinado que montaba á 1860 plazas. Sámano venia hecho cargo de una division i Aimerich de otra.

Móntes salió por el mismo tiempo de Guayaquil, é incorporadas las fuerzas de este jeneral con las anteriores, ascendió el total á 2675 hombres (?), fuera de mil indios de servicio i del tren propio para una campaña (!).

El capitan del ejército patriota replegó con sus fuerzas á Mocha con el fin de atender ya al uno ya al otro de los caudillos realistas é impedir así el paso de entrambos para la capital, i parece que este movimiento le llevó á su perdicion. La aspereza de los terrenos de Guaranda, por donde venia Móntes, nivelaba hasta cierto término la ventaja que, lidiando en otros ménos quebrados, llevaba este jeneral con sus disciplinadas tropas, i allá debió arrojarse Checa sin hacer caso de Sámano para volver á él despues de vencido el otro. Pero temiendo, si adoptaba tal

(?) Oficio del mismo, de 6 de abril de 1813, al virei de Santafé, Montalvo. "Para satisfacer á lo que por este artículo previene S. M. es indispensable patentizar que el ejército que bajo mi mando ha obrado en la pacificacion de estas provin cias se formó de docientos dos del rejimiento del infante don Cárlos, de ciento seis de los del número de Lima, de ochenta i nueve del batallon de pardos de Id., de cuatrocientos diez i ocho de las milicias de Guayaquil, i de mil ocho cientos sesenta de las milicias urbanas de Cuenca."

(1) Sal. Recuerdos.

partido, dejar á Sámano abierto el camino para Quito, conceptuó de mayor importancia resguardar la ciudad que no el ejército, cuando este era su amparo i cuando la ocupacion de ella, caso de realizarse, era de ningun provecho conservando ese mismo ejército para reocuparla. Si Quito hubiera sido plaza murada ó fuerte, a caso habria sido ménos desacertada su venida para Mocha; pero ni lo es ni, por defenderla, debió proporcionar á los enemigos la ventaja de que reunieran sus fuerzas formando un solo cuerpo de ejército, como se reunieron Móntes i Sámano en la parroquia de Sanandres.

II.

Mocha, aldeilla situada á las faldas de uno de los ramales mas inmediatos al monte Carhuirazo, tiene por su parte meridional un riachuelo que corre de occidente á oriente. Sus aguas, procedentes del dicho monte i del Chimborazo, forman un cauce que, aunque bastante hondo en algunos puntos i barrancoso por las orillas de los contornos del pueblo, ofrece, no obstante, á poca costa i por do quiera accesibles pasos. El comandante Checa pensó que esta localidad era la mas aparente para combatir con ventaja, é incurrió en el error de pretender cubrir una línea de tres leguas con 2900 hombres, inclusos los cuerpos que se decian de cuchillo i palo, porque no cargaban sino estas armas, i con 341 indios que tenia al servicio del ejército.

El entusiasmo de esta jente, fundado en la insuperable fortaleza del campamento, como opinaban sus capitanes, crecia de grado en grado

á medida que se agolpaban mas i mas otros defensores. Cruzaban por sus cercanias ó á lo largo del rio, desde Mocha hasta Quero i Tisaleo, gruesas partidas de á caballo medio armadas i sarjenteadas por los curas de las parroquias vecinas, aparte de que las de los relijiosos Saa i Carrera constituian formalmente parte del ejército, como organizadas en compañias i con el tren i aparato de tales. Esta campaña, la mas importante de cuantas antecedieron, fué sin embargo la ménos arreglada, porque jefes, oficiales, clérigos i frailes, ocupados solamente en juegos i todo jénero de orjias, no hacian caso ninguno de la moral, de su deber i, lo que en semejantes circunstancias era mas, ni del enemigo que ya le tenian encima. En son de descubrir campo, los oficiales iban i volvian de aquí para allí, visitando en esta hacienda, dando en otra serenatas al rasgado de guitarras ó estableciendo garitos por los contornos del mismo campa

mento.

El capitan don Ramon Chiriboga, patriota de los mas ardientes i uno de los pocos oficiales distinguidos del ejército, salió con una avanzada de cuarenta hombres de á caballo por esplorar los movimientos del enemigo, camino real para Sanand res. El jeneral Móntes habia destacado otra, mas ó ménos igual en número i con el propio objeto, i se encontraron las dos en el páramo de Pazguazo. Acométense unos i otros sin reparo i con denuedo, lidian brazo á brazo por algunos instantes, i Chiriboga, mas feliz que el enemigo, matando á unos cuantos realistas, entre los cuales se contaron el teniente coronel Jiménez i el llamado Concha, uno de los asesi

nos del 2 de agosto, queda vencedor i dueño del

campo.

El mismo Chiriboga salió al dia siguiente con igual número de jinetes é igual objeto que el anterior, i la casualidad que dispone de los acontecimientos á su antojo, hizo que de nuevo se encontrara con la descubierta del ejército de Móntes que se habia movido ya de Sanandres, que el encuentro fuera en el mismo páramo de Pazguazo con idénticos ó mejores resultados; pues la obligó á derrotarse, despues de muertos algunos i dispersados otros, fuera de haber tomado de veinte i cinco á treinta prisioneros.

i

El jeneral español acampó su ejército el dia siguiente en la finca de Mochapata, fronteriza á la línea acordonada de las fuerzas de Quito, con el riachuelo del pueblo en medio. El capitan don Carlos Larrea, situado en la hacienda de Hatillo, era el oficial á quien tocaba defender el paso del camino real, i tan luego como vió al enemigo le saludó con algunos cañonazos, recibiendo en contestacion metralla por metralla. Una inadvertencia de Móntes le puso á riesgo de perder la vida.

La tienda de campaña de este jeneral, notable por el tamaño i aseo, relativamente á las demas, hizo conocer á Larrea que era la del jefe del ejército, i ántes que cerrara la noche encaró un par de cañones hácia la tienda. Acabado el dia, la alumbraron con bastantes luces, presentando así un blanco de mucho bulto i la confirmacion de que en efecto era la del presidente; i Larrea mandó hacer fuego con ambos cañones. Una bala agarró de lleno el cuerpo del paje que llevaba una fuente de viandas, al tiem

po de colocarla sobre la mesa de comer, i entónces el presidente, hecho cargo del peligro, mandó apagar las luces al punto.

Dos dias largos se llevó Móntes en correr la campaña; pues, en su entender, las fuerzas i fortificaciones del enemigo eran de cuenta i por demas importantes, i no queria obrar sino con la cordura i las seguridades necesarias para tales trances. Al tercero, 2 de setiembre de 1812, destacó mui por la mañana algunos cuerpos de infanteria por el punto que decimos Piedra, dos ó tres cuartos de legua mas abajo del puente por donde se viene á Mocha. Defendiánle los oficiales don Manuel Lana, don Tomas Sevilla i don Salvador Bamonde, i aunque sostuvieron con bastante gallardia el crudo ataque con que fueron acometidos, tuvieron, al andar de media hora, que ceder á los cañonazos con que los cuerpos españoles fueron reforzados para el tránsito del rio. Vencido el punto de Piedra, ya no tuvo el ejército de Móntes necesidad de la derecera para entrar en Mocha, i trasponiéndose todo él para acá de las fortalezas, dejó burlada la candorosa confianza de los patriotas. Al ver estos al enemigo por el flanco, libre ya del fuego de sus artilleros i de la posicion que la tenian por inexpugnable, se pasman i confunden, i apoderados de pánico pavor abandonan cañones, fusiles, municiones i equipajes, i huyen vergonzosamente por donde mas pueden. Si Móntes hubiera podido penetrar tanta estrechez de ánimo, de seguro que en ese mismo dia habria acabado con todos, i castigado

de paso á esa turba de clérigos, frailes i mozuelas que formaban parte del ejército que acababa de vencer. Media hora de combate parcialísi

« AnteriorContinuar »