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CAPÍTULO V

SUCRE EN LIMA: POLÍTICA LIMEÑA

I. Primeras medidas gubernativas de Riva Agüero. - II. Corrientes opuestas en Lima respecto de Bolívar.-III. Proyectos militares de Riva Agüero.-IV. Trabajos de Sucre en favor de la venida de Bolí var al Perú.-V. Viaje de Canterac a Lima. Sucre se encierra con el ejército en el Callao.-VI. Lucha entre el Congreso i Riva Agüero. El Congreso lo depone del mando.--VII. Canterac se interna en la sierra i Sucre se embarca para el Sur.-VIII. Juicio de la conducta de Sucre en Lima.

I

Los primeros meses del gobierno de Riva Agüero fueron afortunados e hicieron concebir muchas esperanzas. La cooperacion de Colombia i Chile a la causa del Perú importaba un cambio completo en la situacion que habia producido el desastre de Moquegua, i se notaba en el gobierno un empeño grande en allegar elementos militares para salvar a Lima de la invasion de las fuerzas españolas, que anunciaban todos los que venian de la sierra. Las provincias del norte i las vecindades de la capital fueron recorridas por comisiones de enganche para aumentar los nuevos batallones que se organizaban, i se notaba el mismo empeño por instruir los reclutas i darles edu

cacion militar. La formacion del ejército tropezaba, sin embargo, con el inconveniente insuperable de la falta de fusiles, que ni los habia, ni se podian fabricar en el Perú.

En los primeros dias del nuevo gobierno se recibieron noticias de Europa anunciando que los comisionados del Perú en Londres habian contratado un empréstito, en esa ciudad, por 1.200,000 libras esterlinas, como ya lo dijimos en el capítulo anterior. Los accionistas se obligaban a cubrir el importe de sus suscriciones en siete meses; el tipo de interes era el 6%, i la amortizacion en 30 años. El Congreso i el Presidente lo aprobaron i se fundaron las mayores esperanzas en ese ausilio, que en las actuales circunstancias habria sido precioso, pero que, segun entendemos, no se realizó por lo menos en la época de Riva Agüero.

En el órden militar, objeto de las preocupaciones mas vivas del gobierno, Riva Agüero se creyó en la obligacion de dar ascensos a destajo, para premiar al ejército que lo habia colocado en la presidencia. Hizo mas de doscientas promociones en todos los grados; elevó a la clase de jenerales de division a Portocarrero, Martinez, Santa Cruz, i a la de jenerales de brigada a Gamarra, Pinto, Miller i Herrera. Los galones se pusieron de moda, i el gobierno se empeñó por dignificarlos, mandando que se diera preferencia a los militares en todos los empleos i dignidades, reputando «el servicio de las armas como la primera recomendacion del mérito»; se decretó la creacion de una academia militar para formar oficialidad instruida, considerando la guerra como un arte i una ciencia, que requiere hombres preparados, i dando preferencia en la academia a los hijos de los servidores de la nacion.

La actividad patriótica del gobierno levantó el espíritu público; hubo emulacion por servir al pais i defenderlo de los peligros que lo amenazaban, entusiasmo que trascendió a los batallones cívicos de Lima, Patricios i Peruanos, que pidieron que se les incorporase al ejército de línea. Se llamó al servicio a los desertores, ofreciéndoles el indulto i dándoles tres dias de plazo para que los que estaban en Lima se presentasen a los cuarteles; cinco a los de fuera i a los esclavos que hubiesen servido en el Batallon de la Union Peruana,

A fines de marzo se creyó próxima la venida del ejército de Canterac a Lima. El Presidente la anunció a los pueblos en una proclama e invitó a la ciudad a defenderse, inspirándose en el memorable ejemplo de 1821.

Siempre con el mismo objeto de levantar el espíritu público pasó revista al ejército de Lima, i segun la relacion que de ella hizo la prensa oficial, tenia ese dia los cuerpos siguientes:

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La division de Chile no figuró en su totalidad porque estaba en la Magdalena. A la fecha no habia llegado aun la primera division de Colombia, pero sí el jeneral Portocarrero, que traia la noticia de que a su salida de Guayaquil habian zarpado los buques que la conducian.

Preocupado Riva Agüero con las noticias de España, que

anunciaban un cambio en la opinion del partido constitucional respecto de la guerra de América, dió un paso de conciliacion ante el virrei La Serna, en un momento mui mal elejido, porque no era racional suponer que los vencedores estuvieran dispuestos a prescindir de sus victorias concediendo, por la discusion, lo que no se les habia podido arrancar por la fuerza; i ademas, corriendo el peligro de que se estimase esa tentativa como una manifestacion de debilidad.

Riva Agüero envió al Virrei una larga carta, que hizo entregar abierta a Canterac para que se impusiera de ella, en que le hacia dos proposiciones distintas. En la primera le ofrecia que suscribiesen un armisticio de dos meses, conservando cada uno sus respectivas posiciones, i que en ese tiempo se enviasen diputados al cuartel jeneral de uno de los belijerantes para formalizar un tratado de paz, avanzando las ideas de que en esetratado el gobierno del Perú aceptaria la vuelta al pais de los españoles espulsados, dejándoles la libre disposicion de sus bienes; permitiria el comercio i comunicacion entre las zonas militares durante el armisticio; reconoceria como deuda del Perú la que tenia el pais antes de la llegada de la Espedicion Libertadora; concederia una amnistía jeneral por las opiniones o hechos acaecidos durante la guerra, i daria rehenes de una i otra parte como garantía de lo que se pactase.

La segunda propuesta era un tratado de regularizacion de la guerra en los mismos términos que el celebrado entre Bolívar i Morillo, con la declaracion de que en caso de no ser aceptado, el Perú decretaria «la guerra a muerte a todo español que la hiciese a la República, dando únicamente cuartel a los americanos».

Como era de prever, el jeneral Canterac contestó al primer punto, negándose a tratar sobre armisticio, por carecer de autorizacion para convenir en una tregua, pero diciendo que la tenia para ocuparse de la paz, siempre que el Perú reconociera la soberanía de la metrópoli i se sometiese a las leyes constitucionales de España que llamaba «las mas liberales del mundo entero». Respecto de la regularizacion de la guerra, contestó desdeñosamente, que luego se veria quién estaba en el caso de pedir clemencia, diciendo que las amenazas de guerra a muerte

no eran sino la mera continuacion de lo que ya se habia hecho en San Luis de la Punta, donde los oficiales españoles prisioneros habian sido bárbaramente asesinados, i declarando que en virtud de órdenes reales no daria por su parte cuartel a los estranjeros que sirviesen a los patriotas.

El Virrei corroboró lo dicho por Canterac, i la tentativa concluyó tristemente, dejando en todo el que la conoció la impresion de que habia sido hecha en hora inoportuna, i de que no tendria mas resultado que envalentonar al enemigo. Se necesitaba un singular desplante para ofrecer la paz al vencedor como una concesion, cuando éste dominaba con sus armas las tres cuartas partes del pais.

Esta tentativa de paz se hizo mientras se preparaba el ejér cito que debia espedicionar al sur con Santa Cruz. El alistamiento de este ejército fué la mayor preocupacion de Riva Agüero en los primeros meses de su administracion. Su actividad se contrajo a esto con fruto, porque a los dos meses i medio de estar en el gobierno, la espedicion se hizo a la vela para el sur.

i

No puede desconocerse que Riva Agüero habia tenido suerte que las circunstancias le fueron particularmente favorables, porque Chile i Colombia se ofrecian a ayudar al Perú sin tomar en cuenta quién lo gobernaba. Pero fuera de esto que era una preocupacion séria, en todos los actos del Presidente se nota el prurito de llamar la atencion manifestando una grande actividad, confundiéndola con la movilidad. Dió muchos decretos con poco resultado práctico. Riva Agüero pertenecia a esa clase de hombres que sacrifican el fondo a la forma, i que buscan anhelosamente la popularidad, lo que brilla, lo que hiere la imajinacion del mayor número, nó lo que coopera modesta pero eficazmente al fin que se persigue. Este defecto tuvo mucha influencia en su administracion.

II

Referimos en el capítulo anterior la tentativa que hizo Riva Agüero cerca de Bolívar por medio del jeneral Portocarrero para que viniera al Perú, tentativa que fué la primera de ellas

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