Imágenes de páginas
PDF
EPUB

de sus miras ambiciosas, esclamando: ¿quién hay que pueda ni se atreva á renovar el sistema de la dominacion absoluta? En una palabra, procura asegurar à la nacion en todos aspectos y deja el gran cuidado de gobernarka á las virtudes, desvelo y sabiduría del Congreso, mostrándose decidido á sostener su autoridad. Ahi veremos que bien cumplió esta promesa.

Conducta mútua del Congreso y de Iturbide, y esfuerzos de éste para desacreditar á aquel.

Continuó el Congreso egerciendo sus funciones, y aunque conocia la prepotencia á que habia elevado la Junta provisional á Iturbide, no podia tratar de disminuírsela, por no esponerse à su resentimiento, ni á su violenta disolucion por medio de las bayonetas que lo rodeaban. Sin embargo, no dejaban por todos los medios posibles de procurar derribarse mútuamente. Iturbide, comprometiendo al Congreso con exigir dinero para gastos de la tropa, que como no se le pagaba se disgustaba mas y mas cada dia. Es verdad que la tropa no estaba pagada, pero ¿quién tenia la culpa de eso? Pregúntese a todos los megicanos ¿si todos y cada uno de ellos no ha

visto ú no sabe que han entrado caudas les inmensos en la tesorería de egèrci to, de quien era intendente Cavaleri, an tiguo oficial de la marina española, despues negociante quebrado, hombre sin fè, jugador insigne, viejo calavera en tregado á toda especie de vicios y de inmoralidad, por cuyo medio agotaba Iturbide con cuanto dinero entraba en las cajas nacionales. Iturbide ha manifestado siempre una sed insaciable de oro. Ya cuando describí su carácter hablé de esto, y ahora añado para mayor prueba, un hecho reciente, despues de haberse proclamado emperador. Por falsas intri gas se denunció á un español llamado D. Francisco Gonzalez, de que tenia correspondencia con Dávila; lo prendiéron, lo examinaron, y salió completamente indemnizado, pues todo su delito era que Iturbide queria cogerse 25 6 30.000 ps. que habia realizado de unas salinas que vendió con obgeto de irse á España. ¿Cómo podria dejar fuera de sus arcas los caudales de las cajas nacionales? Las Cortes para remediar algo este abuso aboliéron la tesorería del egército, mandando que todo ingreso ó egreso se hiciese precisamente en las referidas cajas; pero muy poco ha servido este arbitrio, pues hoy dia no se oye otra cosa que las quejas de los ministros de llas porque apènas hay una entrada,

Quando Iturbide manda por toda ó la mayor parte de ella. A esta exaccion, con-tinua, debe añadirse la escasez de entra das. Es innegable que las mismas ocurrencias de la guerra han paralizado el comercio, la agricultura y minería: que el mucho dinero de les particulares que lo han transportado á España á otras partes, hace falta para la circulacion interior de la nacion, y así por feraz que sea el suelo megicano en todos ramos, es imposible que fructifique como antes, y de consiguiente, que las entradas en las cajas nacionales no hayan sufrido una baja muy considerable. A esta falta de ingreso debe contraponerse el escesivo egreso, aumentado con sueldos cuantiosos, que no habia en el antiguo sistema de gobierno. Veamos, aunque sea á bulto, el aumento del egreSO. Ciento veinte mil pesos Iturbide: diez mil su padre : nótese de paso, que solo Iturbide y su muy humilde padre consumian ciento treinta mil pesos de renta: el héroe de la América, el Washington del Sur, el sublime Bolívar, solo tiene treinta mil pesos anuales, y ha cedido la mitad de este sueldo en beneficio de las viudas y huérfanas de los campeones de la libertad. ¡Qué contraste entre el avariento pigmeo del Norte, y el generoso Atlas del Sur, quien solo ha sostenido por 10 años la

[ocr errors]

tremenda pesadumbre de la grandiosa independencia; sigamos: 8.000 cada uno de los cinco ministros, que suman 40.000. 12.000 cada uno de los cuatro regentes, sin contar á Iturbide, suman 48.000 ps. Hé aquí 218.000 ps. en unos cuantos sueldos que antes no se pagaban: añadase el gasto de la secretaría del Almirantazgo, la de cada uno de los ministros, los sueldos de Jos brigadieres, mariscales de campo &c., que se han nombrado y que tampoco se pagaban antes, porque nada de esto habia , y se calculará á cuanto podrá ascender el egreso de cajas sobre el que sufria antes. ¿Dónde podian encontrar recursos los diputados? Usaron de cuantos arbitrios estuvieron á su alcance; pero nada daba lo bastante. Se propusieron muy justamente bajar los sueldos, y en efecto, escepto el de Iturbide y su par dre, lo verificáron, fijando el màximo de ellos en 6.000 ps., y rebajando los demas proporcionalmente hasta el de 900; pero ademas de que se aborraba poco, les atrajo el odio de todos aquellos que sufrié, ron la rebaja, principalmente de la tro pa, que no aspira á otra cosa que á una Paga crecida.

Manejo del Congreso para disminuir la prepotencia de Iturbide.

El Congreso por su parte procuraba enervar aquellas disposiciones que podian ser favorables á Iturbide; trabajaba lentamente su Constitucion para dar tiempo a la ilustracion; procuró escitar la memoria de los primeros gefes y verdaderos patriotas de la independencia, Hidalgo, Allende &c.; pero entre tanto seguia la guerra oculta de opinion dentre de su mismo seno. Los borbonistas querian que se siguiese la suya, á saber: insistir en que se verificase el Plan de Iguala, y se consolidase la idea de que por ahora no convenia á Mégico otro gobierno que el monàrquico moderado constitucional, el cual debia preparar el camino para la república. Esta, decian, no puede establecerse sin que haya ilustracion y virtudes políticas en el pueblo; ni uno ni otro hay en el megicano, merced á la opresion en que ha vivido de consiguiente establecer una república será abrir la puerta á la ambicion de los particulares, lo que indubitablemente producirá la anarquía. Póngase por lo mismo una monarquía modeada bajo la proteccion de ella los ciudadanos adquirirán ilustracion y virtudes,

« AnteriorContinuar »