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adhesión á la Metrópoli. La revolución liberal efectuada en España, contribuyó grandemente al desenlace de la guerra en Venezuela, y la nueva Constitución de la Monarquía, proclamada y jurada en Carácas en Junio de aquel año, fué el punto de partida de los sucesos que siguen.

El deseo de España era ya irrealizable. Venezuela no sólo pretendía constituirse liberalmente, sino que deseaba también su propia independencia. Diez años de lucha no podian borrarse ya de la historia, para dar campo á una situación que presentaría á los patriotas, seguros entónces de su triunfo, como sometidos al Gobierno peninsular. De aquí que las primeras sugestiones de Morillo fueran rechazadas enérgicamente.

Los jefes republicanos á quienes propuso una suspensión de hostilidades, contestaron que sus operaciones dependían del Gobierno. El Congreso de Guayana, ante el cual acreditó Morillo dos comisionados, Cires y Duarte, contestó que oiría con gusto las proposiciones que hiciera el Gobierno español, siempre que tuvie

ran por base el reconocimiento de la soberanía é independencia de Colombia.

Bolívar, al saber que dos comisionados se dirigían con idénticas proposiciones á su Cuartel General en San Cristóbal, contestó el 20 de Agosto por medio de otros dos delegados, Briceño Mendez y Urdaneta, que era inadmisible toda propuesta de sometimiento constitucional á España; é injuriosa al desinterés Y patriotismo de los colombianos, la oferta de conservarles en el mando, á trueque de la pérdida de la independencia de su patria.

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Las proposiciones de Morillo, seguidas de un rechazo tan enérgico por parte de los triotas, contribuyeron á mejorar mucho la situación de estos. Los que tenían fé en el triunfo, se confortaron en ella; los dudosos no vacilaron más y se incorporaron á las filas, y hasta los indiferentes creyendo oportuno mostrar su adhesión á una causa que llevaba trazas de triunfar, la ayudaron con sus simpatías. La independencia estaba asegurada.

Por lo que toca á la guerra, los triunfos de los patriotas fueron más fáciles desde entón ces, y

Bolívar tuvo ocasión de exhibir desde aquella época las dotes de gran político, como exhibiera antes las de gran guerrero. En consecuencia, escribió á Morillo desde San Cristóbal en 21 de Setiembre, acogiendo la propuesta del armisticio, siempre que se dieran á Colombia las garantías que había pedido, y ofreciendo situar su Cuartel general en San Fernando para facilitar las comunicaciones, sin que por esto se suspendieran las operaciones. Y en probanza de ello, Bolívar atacó con sus fuerzas las del realista Tello, que esquivó el combate. El jefe republicano ocupó á Mérida el 1° de Octubre, y libertada aquella provincia, redimió la de Trujillo diez y siete días más tarde.

Morillo que, por motivos personales, quería regresar á España, y que tal vez no estaba muy satisfecho del triunfo liberal en su propia patria, envió inmediatamente á Bolívar desde su Cuartel general de San Carlos, tres comisarios para tratar del armisticio, los cuales, á su paso por Calabozo, recibirian instrucciones del general La Torre.

Impaciente Bolívar, al recibir la carta de Morillo de 20 de Octubre en que aceptaba la propuesta del armisticio, le anunciaba el envío de sus comisarios, y hacía votos por el éxito de la negociación. Escribió de nuevo á Morillo, enviándole directamente las bases del arreglo. No las creyó aceptables el jefe realista, pero eso no impidió que los comisarios siguieran su viaje, y que Bolívar enviara en seguida al campamento del jefe realista al general Sucre

al coronel Plaza con el encargo de hacer algunas explicaciones á sus comisarios.

Entre tanto, Morillo fijó su Cuartel general en Carache y sus emisarios llegaron al campa

mento de Bolívar el 19 de Noviembre. El 21 comenzaron las conferencias en Trujillo entre estos y los comisarios de Bolívar que eran Sucre, Briceño Mendez y Perez; y después de varias infructuosas, se llegó por fin á un acuerdo el 25 de Noviembre, firmándose en ese día un armisticio que duraría seis meses ó más si fuere preciso, hasta haber obtenido un tratado de paz. En este documento se insertaron las demás claúsulas acostumbradas en

esta clase de exponsiones. El acto de Trujillo fué ratificado por uno y otro jefe.

El general Morillo manifestó deseos de tener una entrevista con el general Bolívar, y éste correspondió atentamente, poniéndose en marcha hacia el pueblo de Santa Ana, acompañado de sus edecanes y de algunos jefes. Morillo, que llegó al mismo punto el 27 de Noviembre, envió cuatro oficiales de alta graduación para recibir á Bolívar, y él mismo, con su séquito, le esperó á la entrada del pueblo.

Al encontrarse ambos, desmontáronse de sus cabalgaduras para estrecharse con efusión y afecto. La Torre se inspiró también en este ejemplo, y el acto fué digno de la raza española. Diríase que aquel abrazo espontáneo y sincero que unió en un banquete á los dos caudillos del opuesto bando, era precursor del que más tarde habrían de darse España y Venezuela en el Congreso de los pueblos cultos, cuando, rota la valla de infundados enojos, ámbas naciones se holgaran de sus mútuas proezas en una guerra que no tuvo vencedores ni vencidos, sino españoles, tiranizados por

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