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Prefectura del Cuzco.-A 12 de Octubre de 1829.

Al señor Ministro de Estado del Despacho de Gobierno.

Habiéndose procedido á convocar los colegios electorales de provincia, conforme á lo mandado por el Gobierno Supremo, para la eleccion de Presidente y Vice-presidente de la República, se reunieron los de la provincia de Calca el dia 3, de este Cercado el 5, y de Urubamba el 10 del corriente; extendiendo cada uno sus respectivas actas que remiten al señor Presidente del Senado por conducto de la M. H. J. Departamental. En el siguiente correo no dudo caminarán las actas de las demás provincias, no obstante la distancia en que se hallan.

Con esta oportunidad participo á US. que los referidos colegios electorales, despues de haber hecho sus elecciones ratificando el nombramiento de los Excmos. Señores Presidente y Vice-presidente de la República, han tenido la satisfaccion mas completa de elegir para Presidente de la República en primer lugar y por ser de fuera al Excino. Señor General Don Antonio Gutierrez de La-Fuente, y en segundo al Excmo. Señor Gran Mariscal Don Agustin Gamarra. El procedimiento de dichos colegios, y, segun lo que acredita la acta impresa en la "Minerva del Cuzco❞ número 6, se ha extendido hasta la aclamacion general por la reunion de la Convencion Nacional, por la que emitieron sus votos antes de ahora las autoridades y corporaciones de este Departamento en la acta celebrada el 16 de Junio que se lee en el "Sol" número 236, á consecuencia de que en esta capital y en los demás pueblos de las provincias todos los ciudadanos claman por dicha Convencion Nacional, como el último remedio de mejorar sus instituciones y su carta magna constitucional, de cuya voluntad general es un testimonio nuevo la ratificacion por aclamacion que ahora se tiene hecha por dichos colegios y por el de Paucartambo que incluyo por el digno conducto de US., para que el Supremo Gefe Ejecutivo le dé el curso debido, indicándole que dicha acta ha sido remitida á esta Prefectura por el Presidente de dicho colegio; debiendo haberlo verificado para la Junta Departamental, y para el Presidente del Senado por medio de ella.

Desde aquella época del pronunciamiento del Cuzco, señor Ministro, en que tuve el honor de incluir la acta predicha del 16.en nota número 558, no han cesado los dignos habitantes de este Departamento de confirmar mas y mas su adhesion á

la Convencion; pues que, no habiendo sofocado en sus corazones la primera decision á que se prestaron, ha sido admirable el entusiasmo con que el dia 5 del presente gritaron los electores, y los del pueblo que espectaban: "Convencion, Convencion" Esta fué la primera iniciativa con que el colegio comenzó antes de proceder á la eleccion; el clamor era general entre electores y ciudadanos concurrentes, y cada uno alegaba con ardimiento las razones de que la Constitucion debia reformarse, por haber estado ya infringida en diversas ocasiones, y en los sucesos políticos ocurridos en estos últimos tiempos, siendo la necesidad de su reforma grande y extremada para los pueblos, porque el continuado choque de las leyes fundamentales con las reglamentarias, les atraia males irremediables de que todos estaban penetrados.

En todos los ángulos de este Departamento no se oye otra cosa que Convencion. Yo veo, señor Ministro, desde lejos, que no quedará provincia que no reclame por ella, y que no será posible contener á los pueblos en la carrera del entusiasmo con que aguardan del Congreso la convocatoria.

Sírvase US. elevar dicha acta con esta mi exposicion al supremo conocimiento de S. E., para que se digne tomarla en consideracion, y atender lo mas conveniente y justo á la voluntad y tranquilidad de este Departamento.

Dios guarde á US., Señor Ministro-J. Angel Bujanda.

En el pueblo de Paucartambo, capital de la provincia de este nombre, reunido el colegio electoral de ella en nueve dias del mes de Octubre de mil ochocientos veintinneve años, consecuente á la convocatoria mandada hacer de órden suprema por el señor coronel Prefecto del Departamento para la eleccion de Presidente y Vice-presidente de la República, segun lo prescrito en la Constitucion política, y antes de procederse á dicha eleccion, se promovió la cuestion de que, habiéndose infringido repetidas veces la Coustitución tanto por los acaecimientos del cinco de Junio último en la capital de Lima, y en la ciudad del Cuzco el doce, de que resultó la acta celebrada el diez y seis del mismo mes que corre en el periódico "Sol" número doscientos treinta y seis; expresando en el artículo once deberse reunir la Convencion Nacional que prescribe el artículo ciento setenta y ocho de la Constitucion al que todos los pueblos están adictos y lo ratifican,

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porque tampoco lo han contradicho, ni dado sus instrucciones sobre el caso á sus representantes á Congreso, se debia primero discutir este importante negocio; y, en efecto, habiéndose meditado por el colegio electoral, se resolvió deberse manifestar al Gobierno Supremo ó al Congreso la necesidad de que se reuniese dicha Convencion mediante reglamentos sencillos y claros para terminar de ese modo los males de las pueblos, y promover la pública felicidad por medio de la reforma de la Constitucion que era esencialísima en las circunstancias del dia, para la que los pueblos deberian nombrar sus representantes plenamente autorizados. Que bajo esta calidad y condicion, y por obedecer solamente los decretos supremos, proceden á verificar la eleccion mandada. En cuyo acto volvió á suscitarse la duda sobre si el Presidente provisorio de la República deberia durar los cuatro años que manda la Constitucion, ó qué tiempo: y fué de parecer el mayor número de electores, contra la opinion de los pocos que dijeron debia durar por los cuatro años; de que su duracion sea mientras las determinaciones de la Convencion reunida.

Con cuyas adiciones y protestas solemnes de repetir y reclamar sobre la Convencion predicha, procedió el colegio á Ja eleccion de Presidente y Vice-presidente de la República, principiando las votaciones, en sesion permanente de este mismo dia, de las que resultó electo para Presidente el Excelentisimo Señor Gran Mariscal D. Agustin Gamarra con votacion completa de los veintiocho electores que concurrieron, y para Vice-presidente el Excmo. Señor General D. Antonio Gutierrez de La-Fuente con la misma plenitud de votos; quedando así electos con un júbilo general de todo el colegio y ciudadanos presentes. Con lo que se terminó la sesion, y la firmaron todos segun el órden de los distritos con el Presidenté, escrutadores y secretarios-Juan José Ampuero, Presidente.-Maestro Pedro Celestino Zamalloa-Enrique Mellado. -José Valencia.-Enrique Yabar.-Estevan Florez.-Diego

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Herrera.-Anselmo Zamalloa.—Julian Calderon.-Pedro Ordoñez. Mariano Vargas.-Sebastian Robles.-Mateo Zamalloa. -Manuel Salazar.-Mariano Salazar.-Julian Sozaya.-José Lara.-Gregorio Guarayo.-Mariano Pino.-Felipe SanchezRamon Calderon.-Casimiro Cueto.-Isidro Gutierrez.-Agustin Calderon.-Pedro Estrada.—José Mejia.-Pedro Diaz, Secretario-Santiago Calderon, Secretario.

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Manifestacion que hace a sus feligreses uno de los curas de Huánuco, P. J. E., de la conducta que deben observar con respecto al actual Gobierno.

Jamás han sido incompatibles los deberes evangélicos con las obligaciones sociales. Apoyadas estas en las máximas que esparció sobre la tierra el Autor del Evangelio, la infraccion de ellas se reputa un crímen reprobado por el código divino. Porque ¿quién podrá negar el precepto que Jesu-Cristo impuso de obedecer á las autoridades constituidas, tan conforme con la ley de sumision á los gobernantes que dicta el derecho de las gentes? Verdad incuestionable sobre la cual no tienen lugar las atingencias mas especiosas; y verdad al mismo tiempo que, no debiendo ser olvidada por los párrocos, les precisa á hablar sobre ella á los que están encomendados á su cargo. Tan poderosa reflexion me ha decidido, hijos muy amados, á dirigiros mis conceptos con respecto al Gobierno que nos rige.

Sí, hijos mios. Inútil me parece haceros ver la obligacion en que se halla todo ciudadano de propender á la felicidad de la patria. Es un axioma, y no necesita de pruebas. Despues que el actual génio fortunoso que preside el destino de los pueblos, cansado de ver por tanto tiempo, en el mayor vilipendio, por una mano extraña, á los mismos á quienes habia naturaleza concedido dones que solo ofrecen rango, opulencia. y dignidad, hubo quitado los obstáculos que impedian gozar de una suerte venturosa; cuando la alma libertad era en nuestro suelo el objeto precioso del placer y la alegria, las pasiones émulas de los actos de justicia esparcen por do quier su ponzoña activa; é impiden la posesion de una gloria que enseña la razon, y los dioses la conceden.

El espíritu público, el interés nacional y demás virtudes cívicas confundidas con la ambicion, la aspiracion y el egoismo, solo presentan un cuadro de desórden, y una escena de dolor. Los pueblos todos que gustosamente se prestaron á toda clase de sacrificios, por lograr los bienes de que antes carecieron, se llenan de disgusto y desagrado, al ver que sus esfuerzos solo han sido para fines muy diversos de los que habian concebido. Justo resentimiento, fundada queja; porque, hablando sin embozo, ¿cuál es la causa, cuál la razon que caracteriza legal, y hace justa nuestra convulsion política? ¿El no ser gobernados por los reyes de España? ¿Y por qué? No es ciertamente por ser reyes, ni por el lugar de donde son. No lo primero, porque la dignidad real, desempeñada sin ar

bitrariedad, y con sujecion á la ley, nada tiene de repugnante; al contrario, muy conforme con los sentimientos de todo hombre, puesto que esta gerarquía no dice mas que engrandecimiento por la voluntad general, y no hay racional alguno á quien no plazca la elevacion recibida del comun consentimiento. Ménos lo segundo, porque los lugares no están en contradiccion con la suerte de los vivientes; porque como ha dicho en nuestros dias el mártir, el mal perdido Monteagudo, en una memoria suya, "todos somos individuos de la sociedad de los hombres." Hallándose estos en todos los lugares del globo, no hay uno donde no veamos una parte del todo al que pertenecemos. El motivo principal de nuestra lucha no ha sido otro ciertamente que el cumplimiento del pacto social. Es decir, que nuestras personas sean respetadas, nuestros méritos atendidos, las gabelas graduadas al solo tamaño de las urgencias, la administracion de justicia ceñida á los términos de la rectitud, nuestros domicilios venerados, las ciencias protegidas, distinguido el hijo del extraño, aniquilada la influencia del malvado espionage, que los puestos al frente de los pueblos solo cuiden de la tranquilidad, seguridad y felicidad de ellos, y no estén contraidos únicamente al adelantamiento propio: en una palabra, el sostén de nuestros derechos.

Hubo un tiempo en que pudimos habernos vanagloriado de ver conseguido todos estos bienes; pero yo no sé si la corrupcion que nos acompaña ó la sabiduría incomprensible del arbitrio de los seres, para enseñarnos á vivir, ha permitido que el curso de las glorias del Perú haya estado en razon opuesta á la felicidad del mismo. Ello es que, hasta poco tiempo ha, solo hemos visto escenas de sainetes. Pero así como en la mas horrible tempestad siempre aparece un iris que significa su término, así en los amargos dias del Perú se presenta un cambiamiento que nos dice: aquí cesaron vuestros llantos. El Gran Mariscal Gamarra es el que, á impulsos de sus afectos pátrios y á virtud de sus juiciosas combinaciones, dirige al general La Fuente al centro donde se elaboraban los tristes atrasos del Perú. No bien se presenta este hijo fiel de la madre patria, cuando se rasgan los velos que impedian el aspecto de la luz. En el instante ocupan las sillas ministeriales aquellos que, por su anticuado patriotismo, su notoria integridad y servicios prestados á la República, prometen las mas halagüeñas esperanzas; tales son Alvarez, Bazo y Rivadeneyra. Porque ¿quién ignora los trabajos del primero en pro de la Nacion, la integridad y envidiable generosidad en favor de los patriotas desgraciados del segundo, y el mérito del tercero? Así que, constituido el Gran Mariscal, eu la clase de Presidente provisorio de la República, los mantiene en su

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