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nosa de Bolívar; pero tan patriota como él, le excedió á veces en cordura y reflexión.

Vencedor en Chacabuco, San Martín hizo la independencia de Chile, y vencedor en Maipú, condujo sus huestes victoriosas hasta preparar la redención del Perú.

Los ineptos Vireyes de España le cedieron el puesto, pero no sin peligros, porque San Martín tendría que vencerlos más tarde, y ellos contaban todavía con 18,000 hombres aguerridos en el antiguo Vireinato.

Cuando San Martín llegó á Lima, tuvo noticia de los grandes triunfos de Bolívar en Colombia. Púsose en contacto con él por cartas ó por emisarios, y aun se embarcó con dirección á Guayaquil, para conferenciar en Febrero de 1822. La entrevista no se verificó entónces, porque Bolívar no pudo concurrir á la cita; y entre tanto los acontecimientos fueron precipitándose.

En el Perú las cosas iban torcidamente porque la expedición de Tristán fué destruida por Canterac y Valdés. Sus partidarios, los realistas, habían cobrado nuevos bríos, y la

salud misma del Protector de la libertad del Perú, título oficial del general San Martín, decaía visiblemente. Era pues, bién fundado su deseo de obtener la cooperacion del ejército colombiano; con mayor razón, si se considera que Sucre había vencido en Pichincha, merced á los auxilios peruanos, y Bolívar acababa de asegurar con sus recientes triunfos la independencia del Departamento del Ecuador. La conferencia entre estos dos personajes se efectuó en Guayaquil el 20 de Agosto de 1822.

XIII

Bolívar había escrito á San Martín desde Calí en Enero de 1822, excitándole á una avenencia que diera por resultado la unidad de la causa americana; y al ocupar á Quito le anunció, con fecha 17 de Junio, la terminación de la guerra de Colombia, dándole gracias por el auxilio que había prestado al ejército colombiano en su reciente campaña. Al mismo tiempo decíale que estaría dispuesto á llevar las tropas de Colombia en auxilio de sus hermanos del Sur, si las armas peruanas no hubieran terminado gloriosamente para entonces

la campaña que se preparaban á hacer.

El general San Martín le respondió en 13 de Julio, felicitándole cordialmente por sus triunfos, y aceptando reconocido su ofrecimiento, en términos muy lisonjeros. En esta carta, le manifestó el deseo de conocerle Ꭹ saludarle personalmente en Quito, y le dió aviso de su próximo viaje. Ambas misivas son modelo de lealtad y cortesía.

Al ocupar Bolívar á Guayaquil, escribió otra carta al general San Martín, con fecha 23 de Julio, anunciándole que las Cortes españolas habían determinado al fin tratar con los Gobiernos de América, y siendo en su concepto tal asunto muy importante para el porvenir de las nuevas naciones, había concebido la idea, en cuya ejecución le interesaba, de que se reunieran los Plenipotenciarios de Chile, del Perú, y de Colombia para entenderse con los enviados de España, y dar á la negociación un carácter más imponente, al mismo tiempo que seguro en el éxito.

Esta era la carta oficial. En otra particular de la misma fecha, Bolívar excitaba á San

Martín á emprender su viaje, empleando frases tan dignas y afectuosas, que no podemos resistir al deseo de publicarla aquí.

BOLÍVAR Á SAN MARTÍN.

Guayaquil Julio 25-1822

Es con suma satisfacción, dignísimo amigo y Señor, que doy á Vd. por la primera vez el título que mucho tiempo há mi corazón le ha consagrado. Amigo le llamo á Vd. y este nombre será el sólo que debe quedarnos por la vida, porque la amistad es el único vínculo que corresponde á hermanos de armas, de empresa y de opinión así yo me doy la enhorabuena porque Vd. me ha honrado con la expresión de su afecto.

Tan sensible me será el que Vd. no venga hasta esta ciudad como si fuésemos vencidos en muchas batallas: pero Vd. no dejará burlada la ansia que tengo de estrechar en el suelo de Colombia al primer amigo de mi corazón y de mi patria. ¿ Cómo es posible que Vd. venga de tan lejos para dejarnos sin la posesión positiva en Guayaquil del hombre singular que todos anhelan conocer, y si es posible tocar? No es posible, respetable amigo : Yo espero á Vd. y también iré á encontrarle donde quiera que Vd. tenga la bondad de esperarme : pero sin desistir de que Vd. nos honre en esta eiudad. Pocas horas, como Vd. dice, son bastantes para tratar entre militares; pero no serán bastantes esas mismas pocas horas para satisfacer la pasión de la amistad que va á

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