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cie de cerveza del país, que se llama guarapo, y las gentes regularmente acomodadas toman vino frances ó español.

En la noche muchas personas acostumbran cenar, pero esto se observa sólo en Carácas y en las principales ciudades; esta cena se compone de una taza de chocolate ó café con leche y pan y queso ó mantequilla.

El pan que usa la mayoría es de maiz; el de trigo se hace con harina importada, excepto en una pequeña porcion del país, en que se cultiva el trigo; y es ésta la razon por la cual es un tanto caro.

Hay otro pan usado entre el pueblo, hecho de la yuca, que se llama cazabe: éste es bastante barato, como tambien el de maiz. En algunos puntos se usa como pan el plátano asado, cuando aún no está completamente maduro.

En las poblaciones de las costas y en los llanos se consume mucho pescado fresco y salado.

XII

VESTIDO

Los habitantes de la zona agrícola son amigos de vestir bien, relativamente à su posibilidad monetaria. En las principales ciudades, las clases alta y média de la sociedad traen el vestido que les indica la moda parisiense, modificada un tanto por el gusto de cada localidad y por las necesidades del clima. Mas los obreros visten ligeramente una camisa de listado, calzones de

dril ordinario, sombrero de paja ó de cogollo de caña y alpargatas,hé aqui su traje habitual; para los dias feriados ó para los de sus fiestas domésticas, tienen siempre un vestido semejante al que usa la clase média, pero de telas inferiores. Sin embargo, en las haciendas del interior y en muchos puntos de la República, hay un número regular de gentes (de las que trabajan los campos) que en todo tiempo usan aquel sencillo traje que hemos descrito, y llevan el pié completamente desnudo.

La mujer de las altas clases se adereza con bastante gusto y trae con mucha gracia y gentileza su vestido. El traje de la mujer del pueblo se compone de una camisa y un vestido à manera de fustan, que cubre las enaguas; un pañuelo, generalmente de color, con que oculta el pecho y las espaldas, y un sombrero de paja ordinaria adornado con cintas; mas en los principales focos de poblacion, la mujer del pueblo viste comunmente un traje de indiana ó muselina, á la moda; y para los dias feriados tiene tambien vestidos decentes con qué engalanarse; trae el pié descalzo fuera de las más notables ciudades.

Los llaneros tienen su traje propio, y á la verdad original. Una camisa curiosamente rizada que cubre otra interior, con el cuello abierto, calzon á media pierna con dos piececitas volantes, por entre las cuales sale un ancho calzoncillo; las faldas de la camisa por de fuera y ajustadas al cinto con una banda, al rededor del cuello. un rosario de grandes cuentas de oro; desnudo el pié, cubierta la cabeza con un pañuelo de color, anudado de manera que sus puntas queden flotantes sobre la espalda, y luego un sombrero de anchas alas ya de paja, paño ó castor. Tal es el vestido del llanero, verdaderamente

adecuado á las fatigas y trabajos en que pasa la vida, en medio de las dilatadas pampas y bajo un sol abrasador.

XIII

FIESTAS Y DIVERSIONES

El pueblo venezolano es muy amigo de fiestas y diversiones. Se cuentan en el año muchísimos dias feriados y de guarda, fuera de los domingos; lo cual indudablemente es perjudicial al desenvolvimiento de la riqueza nacional.

Las principales fiestas civiles son las siguientes: el 19 de abril, aniversario del dia en que fué depuesto el capitan general Emparan; acto este que se considera como la base del movimiento de emancipacion. El 5 de julio, dia en que se conmemora la declaracion de independencia en 1811 por el primer congreso del país; y el 28 de octubre, en que se celebra el natalicio del Libertador Simon Bolívar.

En estos dias las ciudades se visten de banderas, hay iluminacion general, paseo militar, salvas de artillería y fuegos artificiales. Cántase en Carácas un Te Deum, al cual asiste el gobierno acompañado de todos los empleados nacionales y de los militares en servicio. El presidente de la República recibe despues del Te Deum las felicitaciones que dirigen á la nacion el Cuerpo diplomático y algunas corporaciones.

Entre las numerosas festividades religiosas, las más

notables son: Las de la Semana Santa, que son las más rumbosas en todo el país. En ellas ostentan las familias todo el lujo que pueden; es pues éste un buen tiempo para el comercio, que para esta fecha tiene un gran movimiento.

No queremos pasar por alto algunas observaciones que creemos bien hacer en este lugar, relativamente á nuevos usos y costumbres que se han ido estableciendo entre la juventud, con mengua de la circunspeccion y del decoro que debe guardar el hombre cuando se halla en el recinto que la sociedad ha consagrado al culto del Sér Supremo.

Los templos, hasta cierto punto, han dejado de ser para cierta parte de la juventud, un asilo sagrado adonde va el hombre cargado de sus pesares y de sus culpas à implorar la misericordia divina: casi se puede decir que se tienen como teatro. Reúnense algunos jóvenes en grupos y cruzan las naves de la iglesia, deteniéndose aquí y allá para observar esta ó aquella hermosa mujer de las muchas que se hallan en el sagrado recinto. Hablan, hacen muecas, rien, y á todo atienden ménos al cumplimiento de sus deberes, que los llaman á respetar, si no las creencias de sus antepasados y las que se dicen tener ellos mismos, al ménos las de sus familias y las de la sociedad en que viven. Es necesario agregar tambien, que aunque las jóvenes son generalmente recatadas y guardan la debida circunspeccion en los templos, no deja de haber algunas que con sus lujosos vestidos y atildada composicion de su persona (no propios del lugar), atraen la atencion de los que hallándose en el comienzo de la vida, no saben contenerse dentro de los limites que su deber les demarca.

Este vicio de educacion tiene su origen en el desconocimiento que hay en ciertos jóvenes, de la religion que profesan y en algun descuido ó negligencia de sus padres al educarlos.

Algunos de estos jóvenes al leer estas líneas dirán para disculparse, echándola de filósofos libres pensadores: « Dios está en todas partes; para adorarlo yo no tengo necesidad de ir al templo; este lugar es para mí como cualquier otro. » Tanto peor, porque en este caso el hecho es una burla de las creencias de todo un pueblo; es una falta que merece correccion.

Un templo, á cualquiera religion que esté dedicado, debe mirarse con respeto y veneracion, por lo mismo que Dios se halla en todas partes y que aquel sitio es una ofrenda que la piedad pública le ha consagrado.

Si la filosofía nos enseña á creer por la razon y no por la fé, lo cual es completamente digno del hombre como sér inteligente, esto no quiere decir que debamos hacer motivo de distraccion ó de desprecio las ceremonias de un culto que no es el nuestro. Al contrario, enseñándonos ella las altas relaciones que nos ligan con Dios, como causa primera de toda existencia, y con nuestros semejantes, nos impone el deber de respetar todas las creencias.

Pero lo más original es que estos jóvenes se llaman cristianos!

Y no se diga que esta pésima costumbre es importada del extranjero. En Europa y los Estados Unidos la juventud asiste de muy distinta manera á los templos. Vénse multitud de personas de distintas religiones y de diferentes países visitando los lugares sagrados, en el estudio de los pueblos y sus costumbres, y se observa al

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