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ECUERDOS DE LO PASADO.

Pasa el tiempo veloz y en su carrera todo lo tantes de la heroica Tiro que resistieron á su

destruye bajo su tenebrosa planta, sin que á ve- ambicion? Pagó como todas las cosas el tribu

ces ni los recuerdos queden de lo que fué. Todo lo consume en su curso; hombres, pueblos, naciones que han brillado un momento cual meteoros celestes, para despues sepultarse en el hondo abismo de la nada de donde salieron. Grecia bárbara y supersticiosa, queriendo penetrar lo futuro por sus oráculos y apesar de sus juegos públicos en honor de los Dioses, sucumbió al peso del tiempo y no existe ya.

Esparta, la guerrera cuanto ignorante Esparta, modelo de costumbres frugales, de sencillezy de virtudes, ¿donde está? ¿Donde la ingrata Atenas con sus bárbaras leyes de ostracismo? ¿Donde el sabio Solon y el tímido Licurgo? ¿Qué se han hecho los tiranos de Atenas, Hiparco é Hípias? ¿qué los beroes de ella Harmodio y Aristogiton? Leyes, costumbres, todo se consumió por el inevitable curso del tiempo. Tebas salió de la obscuridad elevándose sobre las ruinas de Esparta y Atenas; pero bien pronto se igualó con ellas sin que pudieran evitarlo ni el atrevimiento y valor del ilustre Pelopidas, ni la constancia y desicion del valiente Epaminondas.

Recuerdos solo han quedado de estas naciones que mirándose poderosas y en todo su esplendor, despues son miserables esclavas del rey de Macedonia que les concede por gracia sus gobiernos, independientes en la apariencia pero sojuzgados en lo mas pequeño, permaneciendo dominadas por una serie de monarcas opresores. ¿Qué se hizo Alejandro el grande hijo de Felipe de Macedonia conquistador de la Grecia; aquel Alejandro que al conquistar la Persia en los primeros combates mostró un carácter humano; pero que deslumbrado con las victorias del Gránico é Iso y dejándose arrastrar de sus pasiones violentas, al fin borró esta virtud anterior con la sangre de ocho mil habi

to natural y murió en Babilonia, desengañado de que no lo habian destinado los Dioses à la soberania del mundo habitable, como él creyó alguna vez.

El tiempo nada respeta; tan pronto muda á las naciones de la opulencia á la esclavitud, como desaparece á vencidos y vencedores por su mano destructora.

En vano busco á Roma Señora del mundo, admirable y soberbia; aquella Roma en todo estraordinaria, fundada por aventureros y emigrados y al parecer imposible de subsistir en su principio, sin prestigio y débil, en medio de naciones devoradas por la sed de las conquistas, pero que á poco tiempo se levanta como un gigante asombroso y conquista à Italia y á Cartago. Se mira opulenta bajo sus reyes, firme en do en el imperio. ¿Y ahora que encuentro en todo su apogeo durante su república y espiranbajo su propio peso, desgarrándose él mismo su lugar? Aquel coloso formidable que cayó las entrañas y que moribundo envuelto en ruinas, solo manifiesta lo que fué en un tiempo. Pirámides mutiladas, edificios que en sus restos indican su antigua grandeza, escombros por todas partes y todo destruido por el irresistible curso del tiempo.

vantarse del polvo para volver á su origen de Tal es la ley de lo que existe, ser y no ser; ledonde fueron formados; nada es estable, todo tuvo principio debe acabarse, lo que crece es perece por el yugo forzoso del tiempo. Lo que necesario se envejezca y lo que nace muere. Dentro de poco, tal vez mañana no existiremos ni nuestra patria, por que es inevitable obedecer las leyes de la naturaleza.

MIGUEL BUEN-ROSTRO.

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COSTUMBRES LITERARIAS.

A poco que se examine la naturaleza del hom-sidad de tomar un nombre, porque la moda

bre observando cuidadosamente sus acciones,

se convencerá cualquiera de una verdad que á exige que todo periodista tenga dos, y él no

primera vista no lo parece tanto.-La de que de los 'animales de imitacion el hombre es el

primero, inclusos los monos, tenidos hasta hoy como los imitadores por excelencia. Tanto mejor, pensarán algunos, de esa manera se imitarán los buenos ejemplos, las buenas acciones, se perfeccionarán las ciencias, las artes. Nada menos que eso. Porque el hombre imita, es cierto; pero raras veces lo bueno, y lo indiferente ó lo malo con frecuencia. Propensiones son estas como las de los otros animales, invencibles: el pájaro canta, salta el cabrito, ladra el perro, y de la misma manera el hombre imita, sin que por eso deje de hacer las funciones y oficio de los otros, pues á veces ladra y qui

zá muerde.

Partiendo de estos principios que he colocado à manera de introito, véamos algun caso en que se manifieste claramente la manía de imitar, que suele ocupar los cerebros. Ciertamente que en nadie se ve mas pronunciado al mismo tiempo que mas inútil el prurito indicado que en los periodistas novicios ó aspirantes. Por supuesto que nunca, ó rarísimas veces si acaso, se cuela un prójimo en la redaccion de un periódico, sin haberse dado á conocer ántes con alguna produccioncilla que generalmente es en verso. Hecho esto y tomada su resolucion de lanzarse á la gloria, por el camino mas corto, es decir, el periodístico, elije periódico, se le propone y admite como redactor, y héteme al mocozuelo (por que hoy dia la mayor parte de los periodistas son chicos. ¡Progresos del siglo!) que no se cambia por un Bonaparte. Esta primera entrada envuelve ya un rasgo brillante de imitacion, y consiste nada menos que en ser periodista, oficio muy del gusto del dia en que nacen escritores como bellotas. ¡Todo el mundo escribe!

El primer pensamiento del neófito es el mismo que ocurrió al hidalgo manchego, la nece

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cuenta sino con el suyo, que no es mas de uno, y quizá no muy poético que digamos. Esta necesidad imperiosa de tener dos nombres depende del uso.

Quen penes arbitrium est etc.

Porque hay artículos, los serios generalmente, que se firman por lo comun con el nombre propio; por ejemplo:,,Braulio Cachicuerno," y otros, los jocosos, los de costumbres, (que tambien es moda escribir de costumbres,) se firman con el postizo; verbi gratia:,,El Charlatan." A este nombre postizo que cualquiera llamaria de este modo, se le da el pomposo título de Seudónimo.

Dando que haya, como desgraciadamente hay en abundancia, usos necios, este es á mi entender, uno de ellos, y maldita la pizca de utilidad que tiene. Generalmente cuando se adopta un nombre falso, se hace con el objeto de ocultarse, lo que no se conseguíria con el propio, y de ahí resulta que cuando con tal designio se toma nombre supuesto, se ha hecho una cosa racional; pero los periodistas al elegir seudónimo no tienen embarazo en decirlo reservadamente á todo el mundo, de manera que nadie ignore la correspondencia entre ambos nombres, el propio y el fingido, resultando, que es lo mismo que si no firmaran con seudónimo, sino con su nombre y apellido, de que infiero ser inútil, y necio el tal uso.

Mas es preciso adoptarlo, porque otros, y no pocos lo han hecho y quizá creen algunos que si aquellos han escrito bien y han adquirido fama y renombre, ha consistido únicamente en el seudónimo. Creen á este desde luego la vara de virtudes con que se consigue redactar articulos como Larra y Mesonero, la piedra de toque que gradúa los quilates de un escritor, y así como para escribir se habian de poner previamente á estudiar gramática ó cosa semejante, se devanan los sesos por inventar un bonito nombre que poner al pié de sus artículos.

¿Lo encontraron? piensan haber hallado un tesoro, se creen sin rival y consideran á Fígaro comparado con ellos, como chico de escuela. ¿Qué han menester en efecto para llegar á Fígaro? Nada, la instruccion y talento que es lo ménos, y lo mas importante, lo que es absolutamente imprescindible, el seudónimo, ya lo tienen. Se sueltan escribiendo á derecha é izquierda, á todo el que los critica llaman necio, al que no los aplaude ignorante, y con su poco de desfachatez, fruta que abunda, suelen pasar entre los no muy avisados por hombres de conocimientos y de agudo caletre.

Es verdaderamente desgracia lamentable, que el cargo de periodista, para desempeñar el cual con mediana conciencia, se necesita talento é instruccion, esté, ordinariamente entre nosotros, en manos de rapazes que acaban de levantarse de los bancos de la escuela. Es sin embargo, inevitable, por que los hombres que pudieran escribir y enseñar, ni escriben ni enseñan, y pues el público necesita leer, preciso es ministrarle pasto. Si cierta clase de hombres se lo ministrara, gustaria manjares esquisitos. No es culpa nuestra darle bellotas, por la razon sencilla de que jamas ha producido el encino otra cosa, y tendrá que conformarse con ellas.

Volviendo al cuento de la imitacion, paréceme venir al caso una observacion que otras veces he hecho. Dije al principio que era invencible el deseo que los hombres tenian de imitar, pues bien, tan cierto es esto, y son tan incorregibles á veces, que aun cuando se persuadan de lo pernicioso ó inútil de un uso, lo adoptan, solo por que otros lo adoptaron, conocen el mal, tal vez lo critican y no huyen de él. ¡Que cierto es y que uso tar frecuente tiene en el mundo aquello de

Video meliora, proboque, deteriora sequor!

Y para que se vea que no hablo sin fundamento, presentaré un ejemplo cercano. Considero ridículo y necio el uso de seudónimos, deseo que no escriban sino los que tengan cierto fondo y joh inconsecuencia de la especie humana! sin tenerlo, escribo que es un gusto, y á pesar de mis creencias y de ver el mejor camino, sigo el malo, por donde han ido todos, sigo el ejemplo de los borregos, que pasan por donde los demas pasaron, y desatino á destajo, y escribo de costumbres, y tengo un seudónimo angelical con que he firmado algunos artículos, y con que he resuelto firmar este.

QUERUBIN.

PENSAMIENTOS.

El hombre de genio desigual sufre mucho y á todo el mundo incomoda.

Cuando un hombre ambicioso no puede elevarse á la altura de los otros, procura abatirlos para igualarse con ellos: esto hacen los críticos, que envidiosos del mérito ageno, que nunca serán capaces de adquirir, procuran empañarlo, haciéndose mas despreciables con la vana presuncion de consejeros hipócritas, que no saben disimular la envidia que les roe el corazon, cuando oyen una alabanza que nunca podrán alcanzar.

Nunca le he pedido à Dios talento para desempeñar mis negocios; sino fortuna para salir bien de ellos.

El que se duele de la desgracia agena, aunque olvide las propias, no puede ser feliz: por eso un cristiano, solo está satisfecho en el cielo.

Aquí tengo la vida de un hombre, decia un soldado cargando su fusil, ¡cuántos tendrán en su mano la mia!....

Antes para afirmar que una cosa era buena, se decia: sic voluerunt priores; mas hoy es necesario decir ceci est á la derniere.

Ninguna cosa me causa mayor pesadumbre que ver un buen libro en manos de un nécio; y la razon es clara: ¿un asno dejará de serlo, porque en vez de comer paja se alimente con flores?

¿Qué cosa es el matrimonio? ¿la vara de espinas con que hacemos nuestra corona para llegar al cielo, ó la corona de flores con que nos ciñe la fortuna? ¿el lazo que une y asegura al hombre con la sociedad, ó la fuente de su ambicion y de sus crímenes? Algunos dicen que es una guirnalda de rosas, de cuya hermosura gozan los que nos rodean, y cuyas espinas punzan à la misma frente que adornan.

Ni ruegues á la muger que te desdeña, ni desprecies à la que te manifiesta su amor; á la primera tendrás que comprarle muy caro sus favores: con la segunda tendrás una enemiga mortal ó una víctima.

¿Quién es mas nécio, el hombre que enamora ó la muger que consiente?

El que conoce cuanto pesa la carga de un hijo, es el único digno de gozar la dulzura del matrimonio.-ISAC.

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A UNA NIÑA.

(1)

JUEGA alegre, niña hermosa;

ahora la ventura goza
con que te brinda el candor:

Ahora festiva, halagüeña,
el mundo mira risueña
sin que te agite el dolor.

Goza de la edad florida en que es para ti la vida un deleitoso placer.

Pobre niña! tu alegría, una noche túrbia y fria feroz vendrá á oscurecer.

Esa juventud lozana
de su abril en la mañana,
cual la flor, se agostará.
Entonces huirá de tu alma
la dormida dulce calma

y tu beldad pasará.

Y sola tú, abandonada,
á tu dolor entregada,
ni un amigo encontrarás.
Entonces los dulces dias,
las pasadas alegrías,
con dolor recordarás.

Mansa deja correr la dulce vida y goza los placeres que te ofrece: el sueño duerme de la edad florida en que tu alma süave se adormece.

y

Que vendrá un fatídico mañana,
cruel tu contento turbará:

se llevará la juventud lozana,
llanto y hastio, tan solo dejará.

Tal vez astuto y lisongero amor
resbalará en tu pecho candoroso,
y gustando al principio su sabor
un momento tendrás plácido gozo.

Un momento ligero, que pasado
arrastrará consigo tu alegria;
y aquel dulce placer verás borrado
que tu ilusion eterno te fingia.

Veráslo ¡ay; que breve, sin aliento,
huyéndose veloz va á confundirse,
y cada instante llevará un contento,
é irá con él en un abismo á hundirse.
Entonces sola, triste, confundida
con esa turba hedionda de mugeres,
perderá tu alma la ilusion querida,
y te serán esquivos los placeres.

En vano correrás tras el consuelo, que infeliz no hallarás aqui en la tierra, y aquel que tu virtud arrojó al suelo, te moverá tirano cruda guerra,

Hasta que al fin de padecer cansada, reposarás bajo la triste losa: no será de una lágrima regada, no adornará tu tumba ni una rosa.

Puebla, Febrero 2 de 1844.-Andres Nieto,

[1] Dias ha que nos fué remitida esta composicion del Sr. Nieto, miembro de la sociedad literaria de Puebla pero el recargo de material que hemos tenido en los números anteriores nos ha hecho diferir hasta ahora su publi cacion. La insertamos con gusto dando las mas espresivas gracias á su jóven autor y exitándolo á que continue pulsando su lira de que creemos sacará dulces sonidos.

DON MALAQUIAS.

Decrepit miser, ¡base, ignoble Wretch!
Decrepito avariento, ¡ente innoble y vil!
Shakspeare

Conoceis por ventura (quise decir por desgra- de este original (de que hay tantas y tan bue

cia) al celebérrimo Don Malaquias, á quien suele llamar la gente el rostrienjuto? Es un viejo que está desmoronándose, y aunque él solo confiesa que tiene un pié en el sepulcro, yo digo, y así es la verdad, que está ya sumido en la huesa hasta el cogote. Figuraos un ente que en un tiempo fué hombre y que ahora es un armazon de hombre solamente; que no se sabe á cual siglo pertenece, porque vivió del pasado tanto como de éste; que no tiene muger, ni hijos, ni aun perros, pues dos que tuvo, ladrando de hambre se murieron; que no conoce en fin en su asquerosa vida, otro gusto que el sorber un poco de tabaco hediondo, y estoy por decir que si hace esto es solamente por ahuyentar la palomilla que le va dejando hueco como judas de carton. Esto nada tiene de estraño si se considera que el alimento de D. Malaquias consiste en torta de popotes, y lengüecitas, no de ave ni de cuadrúpedo, sino de las que se dan en las acequias. Su caudal es inmenso; pero tan lejos está de ser dichoso y de vivir tranquilo, que al punto que alguien se le acerca, se estremece todo y su primer impetu es decir: "Perdone V. por Dios" porque en cada sombra cree ver algun necesitado que conspira contra su bolsillo, así es que cuando sale á la calle, mira desasosegadamente á diestra y siniestra y anda siempre huyendo á guisa de perseguido malhechor. Si quereis verle mohino y aun fuera de sí, decidle no mas que puede sacaros de un aprieto, y os pintará con colores tan vivos su indigencia que os veriais tentado de socorrerle à no ser porque su catadura verdaderamente diabólica espanta mas bien que inspira compasion. La economia de este fósil (ha empezado á petrificarse por el corazon) es tan estricta ó mas que la de aquel que iba en persona al mercado á comprar huevos provisto de un aro de cierto diámetro en que los medía, y que jamás puso tildes sobre la letra i por no desperdiciar la tinta.

Fuerza es confesar que si el horrible aspecto

nas cópias) poco ó nada tiene que ver con su
avaricia, ambas circunstancias reunidas hacen
de nuestro enjuto y mal acondicionado maca-
beo un ente despreciable y odioso. Porqué
pues se le trata con tanto miramiento aun en
el seno de la mas culta sociedad? ¿Porqué le
hacen profundas reverencias aun aquellas per-
sonas que ni remotamente pueden necesitar de
él, y que no ignoran que es incapaz de prestar
servicio alguno? Homenages al parecer tan
espontáneos y tan generales creo que solo se
debian rendir al saber ó á la virtud; sin em-
bargo acontece todo lo contrario. Razon de
sobra tuvo el Arcipreste de Hita para decir ha-
ce cosa de quinientos años.

"Yo ví en corte de Roma do es la Santidat"
Que todos al dinero fácen grand homildat
Grand honra le facian con grand solemnidat
Todos á él se homillan como á la magestat.
Por todo el mundo anda su sarna é su tiña;
Do el dinero juega allí el ojo guiña.....

¿Sabeis lector como me figuro los adentros de D. Malaquías? Pues bien, en el interior del Judas hueco que ya dije, imaginaos que veis colgada una telaraña que es su alma, y en el lugar que debia ocupar el corazon, una onza de oro del cuño de Fernando VII. Si se me preguntara ¿qué mal me ha hecho esta momia ambulante, que la doy tan cruel trato? yo responderia que nunca hizo el menor bien, que veria espirar de hambre à un semejante (que digo semejante) à un hombre, antes que alargarle una mano y socorrerle. Su corazon es tan duro como su oro y si acaso palpita alguna vez, será cuando se vea forzado á soltar un maravedí. ¡Desventurado! á pesar de haber vivido tanto, no conoce que él mismo, su rapé sus doblones, y todo cuanto en el mundo existe á no ser el talento y la virtud, es polvo.

MALA ESPINA Y BIENPICA.

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