Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Las tropas colombianas, en virtud de lo estipulado, salieron de Bolivia y llegaron á Guayaquil. El general Sucre, deseoso de alejarse de allí cuanto antes, no esperó la instalación del Congreso, sino que entregó á algunos de sus miembros su renuncia y se dirigió á su pátria. Así desapareció la honrada influencia de Sucre y del ejército Colombiano en aquel país. Causa asombro que todavía no haya surgido en aquella venturosa tierra algún patriota que proponga la sustitución del nombre Bolivia, que con tan poca gloria lleva, por otro más en consonancia con su situación actual y con sus costumbres...

Los ultrajes que el Perú infirió á Colombia habían inducido á Bolívar á declarar la guerra á aquel país, que la aceptó, autorizando al Presidente Lamar para mandar en persona las tropas. El Perú tenía en esta guerra una señalada ventaja, pues contaba con la simpatía y protección secreta del partido liberal en Colombia, es decir, del partido hostil á Bolívar.

El Perú precipitò en consecuencia su agresión contra Colombia, enviando hacia Guaya

quil una escuadrilla compuesta de cinco buques, y á la frontera un ejército de ocupación de 4,000 hombres, que se elevaría al duplo cuando llegaran las fuerzas con que Gamarra había ocupado á Bolivia.

>>

La escuadrilla no sólo penetró en la ría de Guayaquil, sino que cañoneó la plaza y estableció un riguroso bloqueo, apoderándose de los productos de la Aduana. La resistencia era inútil, porque allí no tenía Colombia marina que oponer á la peruana, habiéndose pasado á ésta la corbeta Colombiana « Pichincha, dando por pretexto los traidores que la montaban, que el Perú les pagaría mejor. Además, el ejército de Lamar había penetrado ya en las provincias de Loja y Cuenca, y lo que es más grave todavía, los coroneles Colombianos Obando y López se habían pronunciado en Popayán contra el Gobierno de Bolívar, sin duda alguna en connivencia con los peruanos, atento á que aquel pronunciamiento fué anunciado y comentado por la prensa de Lima horas antes de ejecutarse.

Cuando este suceso ocurrió, algo más triste

y desgarrador acababa de acontecer en el corazón de Colombia; algo que omitiríamos en esta relación si nuestro deber no nos lo impidiera.

XVII

Cuando Bolívar aceptó la dictadura, los enemigos del «< Libertador » se exasperaron y decidieron matarlo. La efervescencia de los ánimos había llegado á su colmo y las pasiones se desbordaban ruidosamente.

Tan criminal proyecto fué concebido no por asesinos vulgares, sino por hombres de cierta importancia política y militar, y por varios jóvenes de los más cultos é ilustrados que la sociedad granadina tenía en aquel tiempo.

El general Santander era el verdadero jefe de la propaganda contra Bolívar, y naturalmente no ignoraba el proyecto; pero es justo

confesar que combatió siempre el pensamiento del asesinato. El plan de Santander era destituir á Bolívar por medio de contra-pronunciamientos que se efectuaran en el país, del mismo modo que los que le invistieron de la dictadura; pero no aprobó la idea de atentar contra

su vida.

Y esto mismo no lo aceptaba Santander sino á condición de que se realizara después de su separación de Colombia, que debía efectuarse sin demora; porque Bolívar, probablemente para deshacerse de un modo honroso de su rival, le había nombrado enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Colombia en Washington; y Santander, que conocía su embarazosa posición, había aceptado aquel nombramiento.

Los conjurados habían resuelto no ejecutar el proyecto sino el 28 de Octubre, día de San Simón, porque contaban que para esa fecha se habría ido ya Santander, y que con motivo de la celebración del Santo de Bolívar sería asequible la entrada en su casa, y más fácil, por consiguiente, la ejecución del proyecto.

« AnteriorContinuar »