Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Solicitóse por los aliados un armisticio funes- tiendan las consecuencias." La accion comen

to á Napoleon; pero aun mas lo fué la mediacion del Austria, porque esta queria ganar tiempo para hallar mejor oportunidad y aprovechándose de ella colocarse con toda seguridad en contra de Napoleon: asi fué y el emperador Francisco se adhirió à la coalicion faltando á los deberes de familia y gratitud hacia el esposo de su hija. . . . . .

La espléndida victoria de Dresde que valió un trofeo glorioso para el emperador Napoleon y sus valientes, sirvió de grande escarmiento para los aliados; pero para nadie fué mas severo como para el desgraciado vencedor de Hohenlinden. Moreau, el republicano Moreau abandonó su retirada mansion de los EstadosUnidos de América para ir á ponerse bajo el sueldo de los monarcas á quienes habia combatido, y ahora se convertia en soldado de ellos para satisfacer innobles venganzas propias y agenas. El ejército se horrorizó al ver en las filas enemigas dos desertores de las suyas, Moreau fué desgraciado, como feliz Bernadotte: una bala de una pieza de la guardia imperial apuntada por el mismo Napoleon llevó las dos piernas à aquel: este hecho fué singularmente notado por ambos ejércitos y como un castigo de haber desenvainado la espada contra sus compatriotas.....

Despues de varias acciones terribles llegó el momento en que se presentasen en los campos de Leisipck los ejércitos todos de las cuatro naciones mas poderosas del continente, con sus soberanos á la cabeza, para decidir entre torrentes de sangre á quien deberia corresponder la supremacia del mando y la opinion (1.) Quinientos mil combatientes y tres mil piezas de artíllería reunidos en este campo de batalla harán estremecer á la humanidad aun en lo mas remoto de las futuras generaciones. El odio del nombre frances de los pueblos del Norte y del Este, atraidos por las alhagüeñas promesas de libertad, los ha hecho concurrir á este espantoso drama (2).

Presentose Napoleon à tan horrendo duelo lleno de confianza, por que su ejército, aunque nuevo, estaba inspirado por la gloria y por la inmortalidad. Sin embargo, Napoleon no pudo menos que esclamar: "Este dia, dijo al montar á caballo, va á resolver una gran cuestion. vencemos todo puede repararse; si somos vencidos, es imposible preveer hasta donde se es

Si

[1] Norvins historia de Napolcon del año de 1813 tomo 4.

(2) Norvins!

TOM. I.

zó por tres cañonazos, y cuando una parte del ejército francés emprendia un movimiento importante y decisivo para una de sus alas, los sajones y wurtembergueses desertaron de las filas del ejército, pasándose á Bernadotte y en este acto volvieron su artillería contra los que un momento antes eran sus compañeros. Solo permanecieron fieles Poniatowski y sus bravos polacos, amigos fieles y decididos de los franceses; con todo y esto ni de ellos ni de NapoTM leon jamas recibieron recompensa: semejante indolencia debió helar su alma..... Al saber Napoleon aquel horrendo suceso quedó inmobil sobre su caballo, levantó sus ojos al cielo, y esclamó con voz terrible. ,,Infamia," Miles de voces siguieron la suya (1).

La desercion de los sajones desconsertó todos los planes de Napoleon: la accion iba presentándose cual debia ser, desventajosa para él, Las municiones de los franceses se habian agotado primero que su sangre: en esta batalla cada hora ó instante comprendia un revés; en fin, Napoleon se retiró por la primera vez del campo de batalla sin haber vencido.... Antes de retirarse hizo llamar á Poniastowski para que cubriese la retirada, sosteniéndose en la ciudad de Leipsick.-Principe, le dijo, defenderéis el arrabal del Sur.-Señor, tengo muy poca tropa.-Y bien, lo defenderéis con la que os quede.-Señor, lo harémos; pues estamos dispuestos á hacernos matar por vuestra M." El valiente polaco, con los débiles restos de sus bravos soldados fué á su puesto. Por la precipitacion en hacer saltar el gran puente sobre el Elster, quedaron cortadas varias divisiones del ejército francés, y entre ellas la del príncipe Poniatowski, quien herido de un brazo intentó pasar á nado el Elster, y en él halló una muerte sin gloria. Así pereció el ídolo y la bandera de los valerosos y desgraciados polacos (2). Napoleon en el campo de batalla le habia hecho momentos antes mariscal del imperio: agobiado de dolor por la pérdida de tan generoso y leal compañero, dispuso sus funerales con toda pompa y celebribad. Los vencedores y vencidos lloraron sobre la tumba del último de los polacos (3).

El ejército francés cubierto de luto y aun de gloria, porque bien podia sucumbir no sin ella, se retiraba por Efurth para Francia sosteniendo diferentes acciones. El rey de Nápo

[blocks in formation]

les Murat, se separó segunda vez del ejército. Napoleon vió su partida no sin emocion: despues siguió à Paris en retirada disponiendo los medios de defensa de todas las fortificaciones y plazas de la frontera y de lo que le quedaba del territorio aliado. Concluyó el año de 1813 con desastres y defecciones: ambos pasarán al centro de la nacion.

El año de 1814 se inició muy aciago: Murat, general, mariscal y rey por Napoleon, cuya estimacion se habia estendido hasta darle una hermana por esposa, aumentaba el catálogo de las defecciones contra su bienbechor y amigo, ligándose en enero con la Inglaterra y el Austria. El rey de Nápoles, que no debia su corona mas que á la espada victoriosa de Napoleon, le abandonaba y pasaba á las filas de la coalicion.

El caballeroso Eugenio de Beauharnais, formaba contraste con Murat: aquel, sosteniendo hasta lo último en Italia, la gloria de las armas francesas; y este, quitándoles su brillo. El príncipe Eugenio tuvo que probar de nuevo su fidelidad y sus talentos como político y como general.

En seguida se presentó en Francia una invasion de 700.000 hombres que todo lo abandonaban en su patria por llegar á Paris! Alejandro Dumas dice:,,que Napoleon quedaba solo contra el mundo entero," y esa es una frase que la historia la admite por verdadera. A ese formidable guarismo de hombres no tenia que oponer mas que 150.000; pero apeló al genio de su juventud. Napoleon tuvo que recordar á Bonaparte! Los triunfos mas ilustres no pudieron contrarestar á las traiciones y perfidias de los ingratos é hipócritas del arrabal de San German (1), que todo lo comunicaban á los aliados y sembraban la desconfianza.

Todo lo espiaban y revelaban al estrangero, Napoleon estendió sus ejércitos que caminaban á donde quiera que las circunstancias lo exigian. La fortuna se manifestaba con suma versatilidad; pero seguro era que en donde no estuviera presente Napoleon, allí á veces sus tenientes eran vencidos, ó la victoria quedaba indecisa.

Cuando esta invasion general, cuando la des gracia llegaba para Napoleon, y cuando los peligros se presentaban para su patria, salió de un lugar oscuro un hombre ilustre, un sincero republicano á ofrecerle al emperador sus servicios. Este era Carnot, el único que se

opuso à la ereccion del imperio y á que se derrocase la república. Napoleon aceptó sus servicios y lo empleo en Ambéres. Carnot, despues de haber organizado la victoria y dirigido gloriosamente catorce ejércitos de la Francia republicana, habia estado sepultado en el olvido durante el consulado y el imperio. Ahora que hay peligros vuelve á los combates, y no es mas que gefe de batallon, y esto es, que habiendo sido miembro de la comision de salud pública, habia nombrado tantos generales y distribuido tantos empleos!... Ejemplo sin igual de desinterés, ¡verdadero repúblicanismo! Carnot correspondió á las esperanzas de la patria y de Napoleon. El actual rey de Suecia, siendo príncipe real, intentó ganarlo cuando defendia Ambéres, en consideracion á la antigua amistad que tenian, y le respondió con entereza:-,,Yo era el amigo del general francés Bernadotte, pero ahora soy el enemigo del príncipe estrangero que vuelve su espada contra mi patria.”

Los soldados de Napoleon estaban decididos por su persona y por defender la patria: tenian razon para lo uno y para lo otro: viéronlo en Montereau volver al ejercicio de sus primeros años, colocándose en una pieza de artillería y tomar la puntería; y recordaban el heroico esfuerzo para rechazar las primeras coaliciones contra la república, llevando la mochila al hombro sus mariscales y generales de hoy;.... pero lo que mas los electrizaba, era el denuedo y bizarría con que su emperador atacó á los rusos con espada en mano y en medio de mil peligros en Arcis-sur-Aube. En lo mas comprometido del combate, una division de caballería rusa de 6.000 hombres, precedida de mil cosacos, traspasó las líneas del ejército francés y envolvió a la caballería de estos, inferior à la de aquellos en número. Napoleon se apercibió de esto por una gruesa nube de polvo que se levantaba tras él y que poco le permitia distinguir. Se dirigió al momento á este punto: algunos dragones llegaban en fuerza de carrera heridos ó llenos de pavor.-¿Qué es esto? les dice, dragones, á dónde vais? Deteneos, deteneos, yo lo mando.-Los cosacos, los cosacos le responden.

El tumulto del desconcierto precursor de la derrota se manifestaba. Un oficial sin casco y cubierto de sangre llega donde está Napoleon, y le dice.-Señor, los cosacos han forzado nuestras lineas, las han envuelto y estan apoyados por una fuerte division de caballeria.

[1] Emigrados á quienes Napoleon les habia vuelto Dragones, formad, grita Napoleon con voz sus honores y habia empleado.

amenazadora y parándose sobre sus estribos,

qué haceis? huís; pues yo iré allá.... cerrad vuestras filas dragones, y marchemos adelante: y avanzándose intrépidamente con espada en mano hacia el enemigo, fué seguido de su estado mayor, de los escuadrones de servicio y de los dragones que poco antes estaban Ilenos de terror y desmoralizados, y que al grito de:,,¡viva el emperador! hicieron prodigios. Se dice que Napoleon en esta vez buscaba la muerte y que queria hacerse matar; pero la muerte le rechazaba.

Pasados algunos dias, los aliados, y entre ellos el emperador de Rusia Alejandro, tuvieron su consejo para determinar respecto de la guerra y lo que se proponian: despues de algunas conferencias, Alejandro esclama:,,A Paris, señores, la celeridad sobre todo." Las órdenes para ello se espiden: los aliados están en marcha para la gran capital. Napoleon supo estas disposiciones, y dijo:—,,yo estaré antes que ellos." Se entró en su gabinete, tomó sus cartas y dictó despues sus órdenes de marcha. El ardor y decision de sus soldados se aumentaban con el peligro.

El 30 de marzo, en Troyes, Napoleon dictó el itinerario para que el ejército estuviese reunido el 2 de abril delante de Paris. Esta ciudad capituló, haciéndose infructuosa la noble y brillante decision de la guardia nacional, y especialmente el heroico sacrificio de los alumnos de la escuela politécnica que el 30 de marzo vertieron su sangre defendiendo la capital y el honor de su nacion. La muerte segó muy temprano esta juventud tan llena de saber como de esperanzas!

El 31 de marzo dejó un recuerdo de ignominia para los parisienses: en este dia entraron los aliados en medio de los gritos de la multitud de ¡vivan los aliados! ¡viva Alejandro! y las damas francesas les arrojaban coronas y guirnaldas proclamándolos con la poblacion libertadores de la patria (1). A estas esclamaciones se unia la de ¡vivan los borbones! con la que el impudente y astuto Talleyrand apoyaba sus complots.

Napoleon se dirigió con violencia hacia sus tropas avanzadas: eran las diez de la noche del mismo dia, cuando el general Belliard lo encontró en Fronmenteau y le confirmó con todos los pormenores la batalla y capitulacion de Paris. Grandes (2) gotas de sudor inundaban la frente de Napoleon: la palidez lívida de su semblante era espantosa. Es

[1] Lallement; Choix de rapports tom 20. (2) Momorias del duque de Vicencio.

cuchais, Caulaincourt?" dijo volviéndose hácia este, en cuyos ojos se fijaron los de él. Algunas tropas de las que evacuaban la capital estaban en el pueblecillo de Fromenteau. El duque de Vicencio marchó para la capital con instrucciones y plenos poderes. Napoleon no estaba separado de las avanzadas enemigas mas que por el Sena: el fuego de sus vivaques iluminaba la rivera derecha, mientras que el emperador de los franceses esperaba en el lado opuesto y en la oscuridad con dos carruages de posta y algunos servidores. Regresó Caulaincourt, y despues de que fué instruido del modo con que habia sido entregado y vendido, dijo:—,,Yo no les pedia mas que se hubiesen sostenido veinte y cuatro horas.... miserables!.... Marmont, Marmont, que habia jurado hacerse matar ante los muros de Paris, antes que rendirse.... y José, han huido.... mi hermano. Entregar mi capital al enemigo! miserables!.... ellos tenian mis órdenes: sabian que yo estaria allí el 2 de abril con 70.000 hombres. Mis valientes escuelas, mi guardia nacional me habian prometido defender á mi hijo.... todos los hombres de corazon se habrian levantado para combatir á mi lado: esos miserables han capitulado, han traicionado á su hermano, á su pais, á su soberano: han humillado à la Francia ante los ojos de la Europa!... El dolor despedazaba el alma del emperador. Caulaincourt derramaba lágrimas ardientes.

-Mi pobre Caulaincourt, volved, volved al cuartel general: haced de modo que veais al emperador Alejandro.... Teneis mis plenos poderes. Id, Caulaincourt.... partid.

-Señor, le dijo el duque, yo no he podido aproximarme al emperador Alejandro: se desconfia de mi. Los soberanos entran mañana en Paris, estan ocupados en sus preparativos: veed los motivos que se me dicen para evitarme el llegar á Alejandro.

-Volved, no tengo mas esperanza que en vos, Caulincourt, replicó tendiéndole la mano. -Partiré, señor, le dijo el duque: muerto ó vivo penetraré á Paris, y hablaré á Alejandro. El emperador tomó el camino de Fontainebleau, y el duque de Vicencio el de Paris: en el camino encontró las ruinas de los regimientos de todos los ejércitos que marchaban sin órden, y fué rodeando todos de esos fugitivos.—,,En donde está el emperador, le decian, queremos reunirnosle, no tenemos órdenes, ¿dónde pues ir? El emperador no sabe lo que pasa en Paris. Nos hemos batido bien: estamos todavía dispuestos à hacerlo, y sin embargo, se nos ha obligado á ceder el terreno al enemigo!» En

todos los semblanles estaba pintado un dolor feroz: amenazas terribles poblaban el aire, y las protestas solemnes de que no habian sido rendidos; sino entregados al estrangero. Un coracero de la vieja guardia levantando noblemente la cabeza, dijo al duque con grande indignacion:-,,En todas partes y siempre los hemos vencido, y habriamos ganado la batalla. Nosotros no hemos dejado el campo, no hemos capitulado. Cuando hay traicion, no hay capitulacion. Que se nos vuelva á Paris, y los estrangeros no entrarán sino pasando sobre el cadáver del último soldado frances. ¿En dónde está nuestro emperador? Si ha muerto, todo ha terminado: que se nos diga," y concluyó con acento de desesperacion, é inundadas sus pálidas megillas de lágrimas. El duque procuró calmarlos y decirles que se dirigieran á Fontainebleau en donde se hallaba Napoleon. A este nombre esos pobres soldados se llenaron de entusiasmo y prorumpieron en vivas delirantes, manifestando la misma fidelidad y ternura bácia su soberano, como cuando estaba en el apogeo de su gloria, para ir á participar de los riesgos á su lado: así es que se les vió marchar llenos de hambre, estenuados y heridos, casi arrastrándose, buscar á su emperador, å su general, mientras que aquellos que mas habia distinguido Napoleon con empleos y honores, lo vendian y consumaban la ruina de la Francia, poniéndola bajo el poder de la justamente detestada dinastía de los Borbones, cuyo reinado iba á ser un anacronismo.

El duque se halló al amanecer en los vivaques enemigos, en los que todo era triunfo y felicidad, Las tropas rusas estaban de uniforme de gala, preparándose alegres para su entrada triunfal. Los oficiales á la cabeza de sus regimientos estaban fuera de sí y llenos de un júbilo bárbaro é insultante: en sus fisonomías veiase que llegaba el delirio hasta desafiar á la tierra y al cielo: aclamaciones y hurrás se escuchaban al tomar posicion para desfilar. Los franceses amigos de su patria y de Napoleon, se encendian de rubor y de ira al ver el aspecto insultante de la alegría y de las fanfarrias que estallaban por todas partes de los hombres del Norte, de esos rudos cosacos, cuyas maneras bruscas y salvajes contrascos, cuyas maneras bruscas y salvajes contrastaban con las de la poblacion mas civilizada y cortez del globo.

Talleyrand, hombre que habia recibido de Napoleon consideraciones y oro, y honores y el principado de Benevento, todo lo olvidó y se hizo el príncipe de la traicion, y llenándose de

eterno oprobio organizaba el partido de los Borbones: él fué el gefe de la deslealtad, y el que á su voz, ese enjambre de cortesanos se preparó para recibir y alojar á los soberanos aliados. A imitacion de aquellos, los parisienses obsequiaron á los enemigos de su patria y de sus libertades. Cara pagaron su vergonzosa y humillante oficiosidad. Cuánto no tuvieron que sufrir de sus huéspedes, esos hombres que no supieron conservar la entereza y dignidad! El pudor manda callar las escenas que viles y cobardes presenciaron.....

El duque de Vicencio no pudo llegar hasta donde se hallaba Alejandro, porque se le habia impedido pasar á Paris por las tropas estrangeras: estaba estupefacto con lo que veia: esas escenas llenas de infortunio le destrozaban el alma. Hallábase en dolorosas meditaciones, cuando el redoble de los tambores le hizo advertir que algun personage llegaba, y el que luegodescendió de un coche, era el príncipe Constantino, hermano del emperador de Rusia: reconoció al duque, à quien vió con aire de profunda admiracion, y escusándose por no haberlo reconocido á tiempo le dijo:--,,En qué puedo seros útil, señor duque? (1)

-Principe, la entrada à Paris se me rehusa, y es necesario que yo entre à Paris.... es necesario.

-Calmaos, Sr. duque, y no veais en mi un enemigo. Los recuerdos de San Petersburgo se os han borrado enteramente?

-Príncipe, dijo Caulaincourt, vencido por el tono afectuoso de Constantino, dignaos escusarme, soy tan desgraciado que dudo de todo.

-No dudeis de mi, mi caro duque, sabeis que en mi familia no teneis mas que amigos. -Y bien, mi príncipe, en nombre de esta preciosa amistad con que me honrais, os pido una gracia, introducidme à Paris.

-¿Y qué vais á hacer allí?

-A defender la causa de mi señor, la causa de mi pais.

Napoleon.... las potencias no escucharán nin-Mi caro duque, todo ha terminado para guna proposicion de su parte.

-Mi príncipe, el emperador mi señor me ha encargado de una mision secreta cerca del emperador Alejandro: yo debo desempeñar este

de embajador tenia bastante familiaridad con Alejandro (1) El duque de Vicencio desde que estuvo en Rusia y el principe Constantino. Estos pormenores y algunos de los que siguen, están sacados de una obra que se titu. la,,souvenirs du duc de Vicence.

deber sagrado, y con peligro de mi vida entraria á Paris.

Constantino le manifestó lo dificultoso de que pudiese pasar á Paris: Caulaincourt se empeñaba en conseguirlo con espresiones á veces tiernas, á veces llenas de desesperacion, hasta estar dispuesto á recibir si fuere posible las balas de los soldados rusos. El príncipe no pudo

ménos que reprenderse en su interior, por abandonar á un hombre tan leal como el duque, y convinieron ambos en que lo fuese á esperar en el primer pueblo del tránsito. Cada instante que pasaba destrozaba al duque, á cuya imaginacion se presentaban mil ideas funestas y desoladoras.... Llegó el principe y ambos se dirigieron en su coche à Paris. En el ca nino

se ocuparon en el modo con que seria introducido el duque, pues temia el príncipe que la

menor sospecha de los demas aliados fuese funesta á su hermano el emperador. En fin, despues de varios medios que fueron escogidos y desechados, decidieron que Caulaincourt quedaria en un coche, interin que el príncipe pasaria á prevenir á Alejandro: hizo mas el

generoso Constantino, para disfrazarlo, le dió á Caulaincourt un gorro de viaje y su pelliza: bajó del coche, cerró el mismo la puerta y recomendó á sus criados que nadie se acercase á él. En este momento dieron las diez de la noche. Reinaba al rededor del palacio de l'Elissée un aspecto de funcion y alegría que desolaba al duque. Estaba el hotel iluminado, y era la mansion de un conquistador: sucedíanse los carruajes que entraban y salian. Las pisadas en las lozas, de los caballos herrados, las voces estrepitosas de los cocheros, y los hurrás de la guardia imperial rusa que circundaba al hotel, hacian sufrir mucho á Caulaincourt, que es taba oculto, ó como un mendigo, para pedir como de limosna una conferencia. A la una de la mañana volvió Constantino, diciendo al duque que la numerosa concurrencia no le habia permitido hablarle à su hermano: que lo hizo hasta que todos se habian retirado, y que Alejandro estaba violento por su llegada; pero que sin embargo, lo recibiria como un amigo. Constantino agregó á Caulincourt que se cubriese con su capa y se pusiera un sombrero militar, y tomándolo en seguida del brazo, pasaron por una escalera secreta hasta la alcoba de Alejandro, que recibió al duque con los

brazos abiertos.

-Mi caro duque, le dijo el emperador, sois el hombre que mas amo de la Francia, ¿qué queréis? ¿En qué puedo seros útil?

-Para mi, señor, nada: para el emperador mi señor, todo.

-Veed lo que justamente yo temia... por que me es necesario, sin querer, afligiros. Nada puedo yo hacer por el emperador Napoleon: tengo compromisos con los soberanos aliados. le hará eterno honor à su memoria, para que El duque insistió con heroico esfuerzo, que Alejandro fuese generoso con Napoleon, ó al mayor vehemencia, todos los recuerdos de un menos con su hijo, invocando para ello con la dia, y las conveniencias de la Europa y de la Francia. Alejandro contestó con aire frenético y lleno de vivas imágenes cuanto habia sufrido la Europa por Napoleon, y las consecuencias de sus sistemas, y especialmente con respecto á la guerra del año de 12, protestando que no le tenia odio, y que no dependia su suerte de él. Caulaincourt insistia de nuevo, y propuso un medio á favor de Napoleon II, y lo hizo con tan tierna espresion, con tan ardiente fidelidad, que le dió Alejandro algunas esperanzas, y despues de haber hablado de otras cosas se retiró á las cuatro de la mañana el duque,

á

cuya imaginacion se agolpaban mil ideas so

cion lo devoraba, meditando en Napoleon. bre los sucesos actuales. Una grande agitaHasta las seis de la tarde no llegó Alejandro de la conferencia, asegurando á Caulaincourt, que se trataba de la eleccion del soberano, y que se regresase á donde se hallaba Napoleon, volviendo pronto con la abdicacion de este á favor de su hijo. Entrada la noche, salió el duque con las mismas precauciones, acompañado de Constantino, de quien á poco se despidió, tomando el camino para Fontainebleau.

Llegó á las avenidas de este punto, y encontró á las tropas acantonadas llenas de impaciencia por combatir, y tan luego como fué reconocido, se oyeron los gritos de:,,viva el emperador.... A Paris." Al descender se encontró con Berthier que le dijo con cierto interés particular:-,,Amigo, cómo estamos nosotros?” cuya pregunta desagradó al duque, y desensaber en donde se hallaba Napoleon, quien se tendiéndose de ella, solo le dijo que deseaba encontraba en la gran galería de Francisco I, escribiendo, y cuando lo vió, vino hácia él con tanta apresuracion, que parecia no se habian visto en bastante tiempo. Su aspecto era sombrío, sus ojos animados y su boca misma estaba ligeramente decaida: todo indicaba en su fisonomía que el sufrimientolo agoviaba.

-En fin, dijo, qué es lo que pasa? Habeis visto al emperador Alejandro? Qué os ha dicho?

« AnteriorContinuar »