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Viendo que el vicio discurre por todas partes con la frente erguida, que la discordia sacude su ominosa tea, Olmedo siente oprimido el corazón por tan odioso espectáculo; pero no le muestra en absoluto el deseo que suponen de que vuelva á la nada el niño que empieza á vivir; antes bien codicia para él más felicidad y tiempos mejores, apostrofándole de esta

suerte:

"¡Oh si te fuera dado al seno oscuro,
Pero dulce y seguro,

De la nada tornar!... y de este hermoso
Y vivífico sol, alma del mundo,

No volver á la luz, sino allá cuando
Ceñida en lauro de victoria, ostente

La dulce patria su radiosa frente!»>

Entre estos conceptos y la afirmación de los censores descontentadizos, encuentro gran diferencia. Pero oigamos de nuevo á Olmedo:

"Traed, cielos, en ala presurosa
Este de expectación hermoso día.
Entre tanto, Risel, cauto refrena
El vuelo de esperanza y de alegría.
¡Oh cuántas veces una flor graciosa
Que al primer rayo matinal se abría,
Y gloria del verjel la proclamaba
La turba de los hijos de la aurora,
Y algún tierno amador la destinaba
 morir perfumando el casto seno

De la más bella y más feliz pastora;
Oh cuántas veces mustia y desmayada
No llega á ver el sol! Que de improviso
La abrasa el hielo, el viento la deshoja,
Ó quizá hollada por la planta impura

De una bestia feroz ve su hermosura!»

Conociendo los deberes que impone á su amigo el verse alzado á la dignidad paterna, el vate procura esforzar su ánimo para que se contraponga con pecho fuerte á la avenida del mal y dirija al bien la índole de su hijo:

Aprenda de tu ejemplo

Prudencia, no doblez; valor, no audacia;

Moderación en próspera fortuna;

Constante dignidad en la desgracia;

Porque cuando en el monte se embravece
Hórrida tempestad, el flaco arbusto
Trabajado del ábrego perece,

Mas al humilde suelo nunca inclina

Su excelsa frente la robusta encina;
Antes allá en las nubes señorea

Los elementos en su guerra impía,
Y al fulgurante rayo desafía.»

No añadiré nuevos ejemplos. Los citados bastan para acreditar mi opinión y demostrar que tan inspirada y bien sentida poesía compite con las mejores castellanas en nitidez y tersura.

Tales prendas adornan también la versión, á veces algo parafrástica, de las tres primeras epístolas del Ensayo sobre el hombre. La índole de ese poema y de la interpretación de Olmedo, consideradas la gran popularidad que obtuvo la obra de Pope durante el siglo pasado y las diversas traducciones en prosa y verso que se hicieron de ella, tanto al latín y al alemán, como al italiano y al francés, me llevarían naturalmente á detenerme en consideraciones sobre uno y otras, si no me arredrase el temor de hacer interminable este escrito. Limitaréme, pues, á reproducir algunos versos de la epístola primera y á poner al pié los correspondientes ingleses, á fin de facilitar el medio de confrontarlos, y de que los lectores formen idea de la pericia de Olmedo como traductor. Helos aquí:

"Del libro del destino nadie puede
Leer sino la línea en que está escrito
Lo presente no más. Próvido el cielo,
Al bruto oculta cuanto inspira al hombre,
Y á éste cuanto á los ángeles revela.
¡Quién pudiera jamás vivir tranquilo
Sin esta oscuridad!... Cuando el cordero
Es por tu gula condenado á muerte,
¿Si él tu razón tu viera, lo verías
Tan alegre y lascivo en la pradera
Pacer, brincar, y en inocente halago

Lamer la dura mano que le hiere?

¡Oh feliz ceguedad de lo futuro! (1).»

Este último rasgo está, en mi concepto, expresado más felizmente en la traducción que en el poema original.

He llegado al término que me propuse, aunque con menos acierto de lo que hubiera sido de apetecer. ¡Ojalá sirva este imperfecto bosquejo para demostrar á nuestros hermanos de América el sincero afecto que nos inspiran, y la profunda estimación que les profesamos! La gloria de Olmedo no es solamente americana: es gloria que nos gozamos en aplaudir todos los hijos de la gran patria literaria española.

FIN.

(1) Heav'n from all creatures hides the book of Fate,
All but the page prescrib'd, their present state:
From brutes what men, from men what spirits know:

Or who could suffer Being here below?

The lamb thy riot dooms to bleed to-day,

Had he thy Reason, would he skip and play?

Pleas'd to thy last, he crops the flow'r y food,
And licks the hand just vais'd to shed his blood.
Oh blindness to the future!»

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APENDICE I.-Carta inédita del Sr. Ranz Romanillos.
APÉNDICE II.

EL DOCTOR D. JOSÉ JOAQUÍN DE OLMEDO.

I. Dos palabras por vía de introducción..

Noticias biográficas.

II.

Siguen las noticias biográficas..

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