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rido pueblo de S. Juan del Rio. El ge neral D. Guadalupe Victoria, verdadero benemérito de la patria, por su valor, virtud y constancia, sostuvo gloriosamente sin desmayar la causa augusta de la independencia y libertad, hasta que al fin, hallandose sin recursos 'ni auxilio, y habiéndosele indultado casi toda su tropa. despues de la llegada del virey Apodaca á Mégico, se viò en la dura necesidad de ceder á las tristes circunstancias, aguardando nueva ocasion para continuar su noble empresa de libertar á su patria, Le hizo el Gobierno muchas propuestas ventajosas, con tal que se indultase; pero su alma es de un temple demasiado heróico para haberse humillado á la admision de un indulto; y renunciando á su comodidad, su reposo y hasta su misma existencia, mas bien quiso morir libre é independiente entre las fieras, que vivir con ignominia arrastrando la cadena del gobierno que oprimia á su pais. Con esta resolucion abandonó la sociedad de los hombres, escogiò por asilo una escondida cueva entre las sierras de la provincia de Veracruz, por donde anduvo errante, huyendo de la tropa que constante, que inútilmente le persiguiera. ¿Quien imaginara entonces, virtuoso y magnanimo Patriota, que tu patria, independiente ya del Gobierno español, doblaria la rodilla ante uno de sus mas crueles satés

aun

lites, te veria sin conmoverse, erran do por los montes, donde humea aun la sangre tuya derramada por la libertad de tu patria? ¡Quién podria vaticinar que independiente Mégico proscribiría à Victoria y obedecería a Iturbide, al asesino de Puruaran!!! El ilustre fugitivo supo por una feliz casualidad, que se habia suscitado la nueva revolucion de Iguala; pero ignoraba los pormenores. Sale á poblado: se estiende en la provincia la Voz de que ha parecido el impertérrito Guadalupe Victoria, a quien juzgaban unos muertos, otros fugado a los Estados-Uni dos. Lo recibe el pueblo con el mayor entusiasmo, con aquel entusiasmo noble que inspira el verdadero mérito y el acen, drado patriotismo: no con la algazara de gritos y vivas comprados á la plebe mas ruin, por un vil interes. El coman dante de aquella provincia, puesto por Iturbide, le ofrece el mando, en atencion á sus méritos y à la graduacion de teniente general que le habia dado la nas cion Megicana, en tiempo que tuvo lá representacion posible, en medio de los horrores de la guerra y del desorden de la insurreccion: toda la provincia lo pide por su gefe; pero él que solo aspira á la felicidad de su patria, nada admite; examina las bases en que se funda su libertad medita atentamente los artículos del Plan de Iguala, y vé que nada hay

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mas opuesto á ella que su contenido.Parte al punto de Córdoba con una pe queña escolta, que mas bien podia considerarse como una compañía de amigos y se dirige á S. Juan del Rio, en donde supo se hallaba Iturbide. Se le presenta, lo felicita y le agradece á nombre de su nacion el empeño que manifiesta en querer hacerla libre; pero le hace ver con energía, que su plan está enteramente errado, lleno de mil defec tos que podian ocasionar infinitos måles a la patria: le pide que los corrija, y con este obgeto le presenta algunos apuntes en que proponía un sistema de monar quía moderada, infinitamente mejor y mas benéfico para la nacion, dado caso que se quisiese elegir esta forma de gobierno. Iturbide le escucha, no encuentra razo nes con que desvanecer las suyas, y ape. la al ordinario recurso del engaño. Con este motivo le espone, que ya que la in dependencia se iba consiguiendo bajo aquel plan, bueno ò malo, seria imprudencia entorpecerla enmendándolo : que cuantos temores pudieran causarle sus artículos, se calmaban con la consideracion de que todo lo que hacia era provisional: y entonces le dijo en sustancia lo mismo que á Morales, amigo íntimo y compañero de Victoria, desde que llegó á S. Juan del Rio.

Hechos que manifiestan que Iturbide reconocia la soberanía de la nacion representada en el Congreso.

El pasage referido prueba bastantemente que Iturbide reconocia, ó fingia siempre reconocer á la nacion por supe rior á él, y capaz de variar ó reconocer sus disposiciones. Pudiera alegar otros muchos hechos que lo manifiestan, y entre ellos el de que la primera Junta que goberno en Mégico, nombrada esclusivamente por Iturbide, y compuesta en su mayoría de sus amigos, prosélitos y aduladores, tuvo el nombre de Junta provisional gubernativa: que en ella misma se dijo pú blicamente muchas veces por sus indivi duos, no obstante que eran casi todos, como dige, partidarios suyos, que cuanto hacian era provisional: que en ella se debian tratar aquellos asuntos solamente que no admitian demora, dejando los demas por importantes que fuesen para cuando se instalara el Soberano Congreso:* y finalmente, que el mismo Iturbide en ella, como presidente de la Regencia, protestò delante de inmenso pueblo, en una de las sesiones que hubo sobre formar la convocatoria de las Cór

*Véase la nota 6.

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tes, que éstas variarian lo que tuvieran por conveniente, de lo que él proponia por entonces, y que dado caso que ellas decretasen cosas que no fueran de su aprobacion, no tenia mas recurso que retirarse como un particular á un pais estrangero. Así alucinaba este pérfido Sinon al incauto pueblo : así le buscaban prosélitos sus favoritos, desde que publicó su plan en Iguala.

Razones en que apoyaban algunos el Plan de Iguala.

Otros tomaban, como suele decirse, la concedida. Afirmaban que el Plan de Iguala habia sido proclamado por Iturbide con ánimo de cumplirlo, y que era muy favorable à la nacion llevarlo adelante. Segun el plan, decian, el Gobierno de Mégico debe ser monarquía mo. derada constitucional: el rey debe venir de fuera: la nacion deberá por lo mismo formar una Constitucion liberalísima, que ate de tal manera al rey, que jamas pueda hacer el menor daño, y servirá únicamente de freno á la ambicion de los megicanos, que sin esta traba podrian quizà intentar hacerse reyes, y tiranizar à su patria. Formada esta Constitucion, se llamará al rey de España, y caso que él no admita, & cualquiera otro,

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