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Salina, que era el puesto que ocupaba, los insurrec tos se apoderaron en breve de Santabárbara i sacaron una culebrina del parque de artilleria, con la cual le obligaron a retirarse a vela i remo i embarcarse para Betin, i luego a Taganga, donde, acosado por los enemigos, tuvo a la postre que rendirse. El Morro, última de las fortalezas que aun la sostenia el capitan de milicias, Martínez Guerra, se rindió tambien, i entónces la plaza entera quedó por los realistas (3 de enero), i fué entrada a saco i ultrajada de todos modos. Por fortuna, los empleados i mas patriotas de la plaza, comprometidos con la causa americana, habian logrado embarcarse unas horas ántes, i se salvaron así de una muerte cierta.

Moraba en Santamarta el catalan don Vicente Puyals, comprometido desde mui atras con los realistas, i Puyals fué puesto a la cabeza de los rebeldes. Inmediatamente se ocupó en fortificar la plaza i en comunicarse con el capitan jeneral, a quien pidió ausilios que no le llegaron a tiempo, i aun con las autoridades de Cuba con el mismo objeto.

Instruido menudamente el jeneral Montilla de estos sucesos, lanzó al mar algunos corsarios a que anduvieran cruzando las costas de Santamarta, destacó el batallon Cartajena para la Ciénaga i se embarcó él mismo con el Antióquia para Sabanilla. Mui luego atacó a los defensores de la Ciénaga con el ardor que era de esperarse de tan acreditado capitan, i el 20 alcanzó una completa victoria. La plaza la ocupó el 21, i matando o arrojando a los insurrectos a sus guaridas antiguas, restituyó en la provincia la tranquilidad que se habia turbado, con la misma rapidez con que otros la perdieron.

Por el mismo mes de enero, el coronel Réyes.

González inquietaba a la guarnicion realista de la ciudad de Coro, llegando hasta el caso de haberse acercado a una cuadra de distancia del cuartel en una de sus furiosas embestidas. Dificultades difíci les de vencerse hicieron que no fuese completo su triunfo; pero a lo ménos se tomó unos setenta prisioneros que los mandó llevar hácia Carora, donde tuvo a bien retirarse.

Al saber el jeneral Montilla que el coronel don Narciso López, i el teniente coronel López Mendoza, enviados por Moráles en socorro de Labarces, se acercaban con algunas fuerzas a Riohacha, ignorando que Santamarta habia vuelto a poder de la república; destacó al coronel Carmona con dos cuerpos contra Mendoza que se encaminaba por la Goajira, i él mismo, poniéndose en combinacion con nuestra escuadrilla, a cuya cabeza estaba el intrépido capitan de navio, Padilla, se dirijió a Riohacha con otros cuerpos. El coronel López se habia apoderado ya de Voladorcito, i el coronel Mendoza se hallaba al frente de esa ciudad, cuando supieron la reconquista de Santamarta i la aproximacion de las fuerzas de Montilla; i asegurados de la realidad de este suceso, tuvieron, mal de grado, que perder cuanto habian avanzado i retirarse a sus campamentos. La retirada les fué bastante costosa, porque el coronel Sardá, con su acreditada actividad, les persiguió hasta cerca del monte Agua.

IX.

Asegurada la provincia de Santamarta, que se dejó al cuidado del coronel José Féliz Blanco, se consagró el jeneral Montilla a preparar una espedicion contra Maracaibo. El jeneral Moráles llegó a

penetrar este proyecto en los primeros dias de abril, i lo despreció arrogante, porque contaba con un grueso i aguerrido ejército i con bastimentos de todo jénero. En medio de tal engreimiento, como soldado hábil i cauteloso, reconoció prolijamente los puntos que, a su juicio, eran mas accesibles, mandó inutilizar el caño de Perijá, i situó en la boca de Talega un bergantin i una corbeta.

El jeneral Montilla habia empezado desde mui atras a reunir algunos buques en Riohacha, miéntras tambien se aumentaban en Cartajena los bajeles del jeneral Padilla. Los bergantines "Independencia" i "Jeneral Bolívar", estaban a cargo de los capitanes de navio Beluche i Joli; ambos eran franceses, habian prestado buenos servicios a la causa de Colombia, i podia contarse con su valor i lealtad. Poco despues llegó al mismo puerto el jeneral Padilla con la corbeta "Constitucion" i mas buques aparejados en Cartajena, i aun se ocurrió por otras embarcaciones a la Guaira.

Concertáronse las operaciones, cual convenia, entre el jeneral Montilla i el jefe de la armada, i el jeneral Soublette mismo concurrió tambien por su parte a apurar mas los cuidados del capitan jeneral Morales, reforzando el ejército del Magdalena.

A fines del mismo abril se presentó nuestra escuadra al frente del castillo. Los primeros pasos del jeneral Padilla se redujéron a reconocer minuciosamente la Barra, sin hacer caso de los fuegos de la fortaleza con que el jeneral Moráles pensó obligarle a que desistiese de la empresa. El 8 de mayo levó anclas, se situó bajo el castillo i penetró en el canal a fuerza de metralla i mas metralla, sin haber recibido otro quebranto que el de la pérdida del bergantin Jeneral Bolivar que se fué a pi

que. Venció tambien Padilla los obstáculos del bajo de Tablazo i del paso del Cascajal; de modo que, cuando se presentó la armada española, ya la colombiana no tuvo cosa ninguna que temer, i ántes, acometiéndola arrojadamente el 20 de mayo, obtuvo una gloriosa y completa victoria. El jeneral Moráles conoció tarde su infundada confianza, i tuvo que disponer que la escuadrilla tomase rumbo para Punta de Palma: ya era tarde, porque la del jeneral Padilla levantó asímismo anclas, se presentó al frente de Maracaibo i fondeó cerca de la isla.

Un triunfo naval, obtenido por el realista capitan del navío Laborde, habia dulcificado algun tanto las amarguras de Morales, porque a la verdad fué casi completa la destruccion de la flota republicana que andaba voltejeando por las cercanias de Portocabello. Pero mui en breve se le aumentaron mas, al ver la salida de nuestros buques anclados en Maracaibo con rumbo para las costas de Gibraltar i Zulia, con el objeto de recibir al jeneral Manrique puesto en camino con mil docientos hombres, i de acuerdo con el jeneral Montilla que tambien avanzaba con otras dos mil quinientas plazas (27 de enero). Entónces casi todo el lago de Maracaibo quedó ocupado por las armas colombianas, i esto en circunstancias la ciudad comenzaba ya a padecer por falta de bastimentos.

que

El jeneral Morales, sin embargo, aun era dueño de las fortalezas, i disponia de cinco mil hombres, fuera de quinientos corianos que incorporó a las filas del batallon Valencei. Contaba sobre todo con el capitan de navío Laborde, i su escuadrilla que se presentaron mui oportunadamente en la embocadura del lago, bien para terciar en los combates

haciendo comunes los peligros, bien para protejer la retirada del capitan jeneral.

que

Discurrió Morales, i acaso tenia razon, que le era mas conveniente aventurar ántes un combate naval fuera decisivo, que no aguantar las dilaciones i conflictos de un asedio, siempre enjendrador del hambre i enfermedades; i tomada tal resolucion salió de Maracaibo, a principios de junio, con su escuadra i casi todo el ejército, i fué a situarse en Mojan. El 16 se movieron convoyados los hospitales con todos sus enseres, i la escuadra colombiana, que andabo ojo avisor, se arrojó contra ellos i apresó cuanto habia salido, juntamente con los hospitales. El 17 saltó en tierra el jeneral Manrique con todas sus fuerzas, i despues de un combate de tres horas que sostuvo la guanicion, capitaneada por el coronel Narváez, las armas de la República se apoderaron de la plaza, de las fuerzas sutiles, artilleria, parque, vestuarios, etc.

El jeneral Montilla, que no conocia el estado en que se hallaba Manrique, no tuvo como entrar en Maracaibo, i se vió en la necesidad de retirarse a la Goajira.

El jeneral Moráles, o por castigar al jeneral Manrique o por otra causa, volvió con su escuadra, incorporada ya la division de Lorenzo, tras la pla za que antes dejara, i Manrique se vió en la necesidad de retirarse por no contar con las fuerzas suficientes para resistir.

Aferrado ya el capitan jeneral a su idea de sostener un combate naval, dió a Laborde las disposi ciones convenientes para que acometiese a la escua dra colombiana que Padilla la conservaba en Punta de Palma. Despues de algunas escaramuzas po

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