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habia hecho al jeneral Laserna, relativas a establecer en el Perú una monarquia constitucional, se esplicó desenfadada i tendidamente acerca de la ninguna cultura de los pueblos americanos, de la diversidad de razas, de la ignorancia casi jeneral del clero, de la propension a la guerra, introducida en el ánimo de los pueblos desde que principió la de la independencia, i concluyó deduciendo por corolario que todo ello léjos de servir como elementos para instituciones republicanas, serviria mas bien para la anarquía, tan luego como quedase afianzada la redencion. Citó el imperio del Brasil como el mas fresco de los ejemplos que debian imitarse, i manifestó las dificultades de enfrenar la ambicion de tantos guerreros de cuenta, la falta de virtudes públicas, la sobra de vicios para poder apreciar los principios republicanos i adujo otras muchas razones por este órden.

Ménos disgustado que sorprendido, Bolívar, con aquel don de bien hablar que debia al cielo, rebatió las opiniones de Sanmartin con sumo comedimiento pero con calor. Recordóle cuanto habian trabajado i aun padecido los próceres de la independencia por infundir en los pueblos la idea de la dignidad del hombre, a fin de que así comprendieran de lleno la abyeccion en que vivieron como colonos i les fuera odiosa la memoria de los reyes, i le puso por delante todo lo que podrian decir del mismo Sanmartin i de él, que habian proclamado la república, al ver de nuevo en América las rancias dinastías i rancias instituciones de Europa. Hablóle de que, siendo la adopcion de los principios republicanos el resultado de una gran revolucion de ideas, le

vantada primero en los Estados Unidos i luego en Francia, se aclimatarian fácilmente, aunque con alguna tardanza, en todo nuestro continente; de la cortedad de caudales que poseian los condes i marqueses del tiempo colonial, con quienes debia contarse para contar con la aristocracia de la monarquia; de las dificultades, sino imposibilidad, de contener la corriente del siglo, doctrinadora de las libertades públicas, i de extinguir la idea del republicanismo, esparcida por todos los rincones de la tierra. Convengo, le habia dicho, en que jerminarán las revoluciones tan luego como esté asegurada la independencia, si no hubiese acierto en la eleccion de majistrado; pero cambiar los principios proclamados despues de doce años de combates reñidos al par que gloriosos, de doce años de sacrificios heróicos, es ya imposible.

Por término de la conferencia, le habló el Libertador de que no podia encargarse de la direccion de la guerra en el Perú que le ofreciera Sanmartin, por cuanto necesitaba permiso del congreso; i luego, manifestándole el sentimiento con que acibaraba el placer de haberle conocido, le enseñó una carta del teniente coronel Gómez, secretario de la legacion colombiana en Lima, en la cual anunciaba la revolucion que los mismos jefes del ejército de Sanmartin le preparaban por no estar concordes con sus principios políticos. Sanmartin la leyó: "si esto se verificase, dijo, doi por terminada mi vida pública, pues dejaré mi patria i partiré para Europa a vivir en el retiro. Ojalá que antes de cerrar los ojos pueda yo celebrar el triunfo de los principios que U. defiende: el tiempo i los acontecimientos dirán cuál de los

dos ha visto lo futuro con mayor exactitud." Bolivar dió su última contestacion i, recomendando a sus secretarios la mayor reserva, abrazó estrechamente al ilustre huésped i terminó la conferencia.

Cuál de los dos previó lo porvenir i discurrió con mayor acierto, es cosa que nadie, nadie puede resolverlo todavía. Dos años despues, en 1824, hablando Bolívar con el comisionado que le enviara el comodoro Hul, i que le habló en Huarás, le decia: "Estos paises no pueden progresar en los primeros cien años, pues es preciso que pasen dos o tres jeneraciones. Se debe fomentar la inmigracion europea i de la América del norte para que establezcan aqui las ciencias i artes. Con esto, un gobierno independiente, escuelas gratuitas i matrimonios con europeos i anglo-americanos, cambiará todo el carácter del pueblo, i será ilustrado i feliz." Tegamos fé en los dichos del que nos redimió: ni han trascurrido los cien años ni se han cumplido las condiciones previstas. Espe

remos.

Sí: esperemos i confiemos en los conceptos proféticos de ese entendimiento claro, sin igual en nuestros tiempos, que lo penetraba todo i veia como en un espejo lo futuro. Contestando Bolívar al señor Heliop, de Jamaica, acerca de los acontecimientos de la guerra de la independencia, del estado de los nuevos gobiernos i de las esperanzas que cada uno de estos podia abrigar para lo porvenir, le decia el 6 de setiembre de 1815 lo que sigue: "El reino de Chile está llamado por Ja naturaleza de su situacion, por las costumbres inocentes de sus virtuosos moradores, por el ejemplo de sus vecinos, los fieros republicanos del

Arauco, a gozar de las bendiciones que derraman las justas i dulces leyes de una república. Si alguna permanece largo tiempo en América, me inclino a pensar que será la chilena. Jamas se ha estinguido allí el espíritu de libertad: los vicios de la Europa i del Asia llegarán tarde o nunca a corromper las costumbres de aquel estremo del universo. Su territorio es limitado; estará siempre fuera del contacto inficionado del resto de los hombres; no alterará sus leyes, usos i práticas; preservará su uniformidad en opiniones políticas i relijiosas; en una palabra, Chile puede ser libre."¿Quién osaria decir que esto se escribia ahora mas de cuarenta años?

Sanmartin tomó la vuelta de Lima resuelto a separarse de la escena pública, ora por no poder conformar sus opiniones con las de los que servian a sus órdenes, ora por que estos, en son de no avenirse con el caudillo, querian todos mandar i ninguno obedecer. Sanmartin, reposado, reflexivo, ilustrado i penetrante como era, conoció de lleno la impetuosidad, la audacia i esa majia irresistible con que el otro sabia dominar, i caló al punto que este era el llamado a consumar la obra de la independencia.

El Libertador dictó, en virtud de los arreglos hechos con el Protector del Perú, las órdenes conducentes para el embarco de la primera division ausiliar, i poco despues, hallándose en Cuenca, se dirijió, con fecha 9 de Setiembre, al gobierno peruano ofreciéndole que, en el caso de no bastar esta division, mandaría cuatro o cinco mil soldados mas, i aconsejándole que debia solicitar igual ausilio del gobierno de Chile, i aun del de Buenos Aires.

Los batallones Voltijeros de la guardia, Vencedor, Yahuachi i Pichincha fueron los destinados para la division, a órdenes del jeneral Valdez, i con el coronel Vicente Gonzáles de jefe de Estado mayor.

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El jeneral Sucre, como intendente del departamento del Ecuador, se ocupó en la organizacion de las provincias de su dependencia. Todos se prestaron de buena voluntad a jurar la constitucion que se habia aceptado, i cuando parecia que a lo menos respecto de este punto no habria embarazos resultó que el obispo don Leonardo Santander se negó tenazmente a prestar el juramento, pidiendo en consecuencia pasaporte para España. El incidente era de poca monta; pero como al irse, habia dejado instrucciones reservadas con respecto al episcopado, dejó tambien un semillero de disgustos que de poco se establece un cisma. Las instrucciones habian sido dadas al doctor José Manuel Flóres, sacerdote ilustrado, pero nímiamente escrupuloso, i como, en lugar del señor Santander fué nombrado gobernador del obispado el doctor Calixto Miranda, i se traslujeron mui en breve las facultades del señor Flóres; el pueblo, segun su conciencia, convicciones o intereses, llegó a dividirse entre los dos sacerdotes. Las gracias que el uno concedia eran combatidas por los partidarios del otro, i al revez; i muchas personas, dándolas de entendidas, acudian primeramente al uno, i pasaban despues al otro, a fin de afianzar mas los resultados.

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